José Antonio Páez y la cultura.
1863 - General José Antonio Páez Fotografía tomada por Anonimi (0,255 x 0,20)
Tomado de:
Por Carlos Maldonado-Bourgoin
Sábado 5 de mayo de 2012
“Páez, quien con
Bolívar y Carlos III forman el triunvirato esencial de la creación de esta
Patria, sin Páez no nos llamaríamos venezolanos, sino de cualquier modo; el rey
Borbón fijó nuestros límites geográficos (1777), y Simoncito ya sabemos qué
hizo”. LUIS BELTRÁN GUERRERO. Candideces / Undécima Serie.
El General en Jefe José Antonio Páez, Prócer de la
Independencia de Sur América, fue paradigma de superación y debe ser motivo
permanente de admiración y de respeto por los venezolanos. Estuvo en estado de
crecimiento y superación positiva. Tenía inteligencia natural, autenticidad,
visión crítica y autoestima.
Los laureles de la fama y del poder no lo embriagaron y en
los malos momentos no tuvo autocompasión. Páez, según la literatura masónica,
talló y pulió la piedra bruta de espíritu, alcanzando la dorada edad.
El joven que se hará héroe tenía la capacidad de adaptación a
las más variadas y disímiles circunstancias en las que tuviera que vivir y
actuar. (Manuel Caballero: Páez al Natural, en La Libertad del Viento).
Su biógrafo magnífico
Tomás Polanco Alcántara dice: “Poco hemos aprovechado a Páez como ejemplo de
superación personal. Aquel rústico, ignorante y no educado, llegó por propios
esfuerzos a dominar idiomas extranjeros, de asiduo lector y distinguirse como buen
conocedor de la música asumió la tarea de escribir una obra importante que
supone talento natural y que no deja de mostrar su cierta erudición y aquel
sujeto, que en un tiempo fue ignorante del uso de los cubiertos en la mesa,
supo portarse con dignidad en Cortes Imperiales y en salones distinguidos de
Europa y Norte América. Todo sin perder su autenticidad”. (Prólogo de la
Autobiografía de José Antonio Páez, 2da. Edición, PDVSA).
Entre 1850 y 1859 Páez
viajó conociendo lugares y personajes en la isla de Saint Thomas y en los
EE.UU. visita Filadelfia, Nueva York, Nueva Jersey, Baltimore y Washington;
luego va al México de López de Santa Anna; y durante el viaje a Europa, en
Francia fue recibido en el salón de los soberanos por el emperador Napoleón III
y en Münich por el rey de Baviera.
En medio de aquella
agitada vida política Páez se interesó en cultivarse y fomentar la cultura. Su
amante Barbarita Nieves, lo estimula a apropiarse de la “polis”, la que asimila
sin dejar de ser él mismo.
El General se pulió y se movió en un medio culto. “Un
excelente amigo de Venezuela” calificó caudillo al artista, escritor y
diplomático británico Sir Robert Ker Porter. Dejó escrita su vivencia
venezolana como testigo de excepción, hombre viajado y culto además de gran sensibilidad.
Sir Robert pintó y
regaló a Páez su primer retrato. Se conserva en la Fundación John Boulton. Es
un dibujo a la acuarela pequeño que será litografiada por Damirón, en la
versión que conocemos.
Otro diplomático
recuerda a Páez, John G. A. Williamson, primer representante de los EE.UU., con
afecto y admiración destaca su carácter genuino y personalidad. Mr. John era
recibido donde estaba el Jefe del País: careando gallos, en una caballeriza o
en el propio despacho.
Páez fue “amateur” de la música y la declamación. Las
organizaciones musicales de la época eran efímeras y circunstanciales. Páez fue
el primero en apoyar las actividades
culturales de la nueva Sociedad Filarmónica, auspiciada por los Amigos del
País, de clara orientación liberal masónica.
Las veladas musicales eran habituales en distintas casas de
Caracas, asiduo era el general Páez y en ellas tocaba el violoncello de Carlos
Werner. El embajador de Inglaterra, R.T.C. Middleton, se enteró de la faceta
musical del centauro y le trajo un fino instrumento del famoso fabricante
Jacobo Stainer. El centauro dio un recital en el Metropolitan de Nueva York. Un
cenáculo personal y político debió asistir, pero no deja de ser una curiosidad.
Muchos responsables de la nueva música venezolana han tocado con orgullo en el
citado instrumento de Páez.
Exaltado en la
Argentina por el presidente Domingo Faustino Sarmiento, quedan de la estancia
sureña de Páez algunos recuerdos. Cuenta Adolfo Carranza que el héroe cantaba,
bailaba, narraba sus hazañas épicas, componía versos y música. Entre los tantos
documentos está un “Cuaderno de Música de José Antonio Páez”. El arreglista y
transcriptor Charles Lambra dio forma a las ideas musicales que Páez titula:
“La flor del retiro”, “El Pescador”, “Escucha ¡Bella María!” y “Sanctissina”,
entre otros. Nuestra Orquesta Sinfónica Venezuela, Patrimonio Cultural de la
Nación, montó las citadas obras bajo la batuta del Maestro Alfredo Rugeles y
como solista el tenor venezolano Víctor López. Acaba de salir una producción
discográfica con obras de José Ángel Montero, Federico Villena y José Antonio
Páez. Como narrador del singular concierto estuvo el periodista Oscar Yanes.
El hombre convertido
en leyenda era creyente de las Ánimas Benditas y sentía profunda devoción por la
Virgen del Carmen, lo que la determinará como Patrona del Ejército Venezolano.
En 1867 el ya ilustre
prócer de la Independencia de Hispanoamérica presenta su obra Autobiografía en
el Registro de propiedad intelectual de Nueva York. Dos años más tarde la publica
“Hellet y Breen”, Páez contaba 79 años de edad. Fue el hombre que amó a su
país, la dedicatoria de su Autobiografía lo dice: “Con el cariño del más amante
de sus hijos”.
Dos aspectos destaco
de Páez: Uno, su inteligencia natural; dos, su sentida gratitud a una entidad
Superior.
El destino que tomó la vida del niño que iba a la escuela de
la maestra Gregoria Díaz en el pueblo de Guama, “los primeros rudimentos de una
enseñanza demasiado circunscrita”. Cuenta con sinceridad el héroe “la fuerza de
acontecimientos inesperados me sacó de la humilde esfera en que nací, para
darme parte en la gloriosa lucha que en América emprendieron los principios de
la civilización moderna, con las doctrinas transmitidas por los siglos de
oscurantismo y de barbarie. Favorecido siempre de la suerte, y una serie de
acontecimientos en que se advierte palpablemente la intervención de una
potencia superior…” (Conclusión de la Autobiografía del General José Antonio
Páez).
Los valores cívicos y políticos de Páez están en la que fue
su última carta, escrita a su hijo Manuel Antonio Páez: “…me informan del
progreso que hace el país como consecuencia de la paz, y estas noticias me
tienen bastante complacido, y aún más deseoso de que se prolongue ese estado
que indudablemente levantará a Venezuela del decaimiento de tantos años”. (¿La
última carta de Páez? Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas,
1973).
Como colofón escribe el propio Páez en su Autobiografía lo
que sigue: Después de haber repasado los hechos de mi vida, me queda la
satisfacción de que puedan presentar como prueba de la verdad que encierran
estas palabras: Nihil Mortalibus Arduum. nada es imposible al hombre.
Caracas, 10 de marzo
del 2012.
Labels: 132 años de la Conmemoración de la muerte de José Antonio Páez, Fundador de la nacionalidad venezolana, General José A. Páez
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