Miles de fieles pagan promesas al Nazareno en Achaguas *
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Tomado de:
Archivado bajo Apure, Diario 2001, Nazareno
de Achaguas, Regiones
*Publicado en el Diario 2001
Desde que el general José Antonio Páez regaló a los
achagüenses la figura del Jesús Nazareno se arraigó en la localidad una
veneración histórica por la imagen, a la que se le atribuyen milagros y
sanaciones
Indira Rojas
Había que encomendarse a los santos, como es natural en el
ser humano creyente, no importaba cuán valiente podía ser un hombre llanero o
cuán enardecidos se encontraban sus ánimos en 1821. La batalla era un encuentro
seguro con la muerte, o por lo menos una buena dosis de su amargo sabor.
Eran tiempos violentos, en los que los hombres del cuartel
patriota del general José Antonio Páez, instalado en Achaguas, Apure, no sólo
precisaban de una inquebrantable estrategia militar. También requerían de un
rezo final, de un persignación final, de una plegaria final, porque todo tenía
ese carácter definitivo. Aún así, las expectativas reposaban en la gloria
después de la batalla que se efectuaría el 24 de junio.
Incluso, el general Páez, prometió regalar a los habitantes
de la localidad una imagen del Nazareno, similar a la que se hallaba en la
capital en la Iglesia de San Pablo, si regresaba victorioso de la Batalla de
Carabobo. La tradición cuenta que antes de partir a Cojedes para encontrarse
con las tropas de Simón Bolívar, el militar rezó y tuvo una revelación; hay
otras historias que dicen que escuchó una voz en sueños. Lo cierto es que, sea
mandato divino o sentimiento religioso, el general cumplió su palabra y desde
1835 la imagen se convirtió en objeto de adoración local y nacional.
Para los lugareños tiene un misticismo particular, nutrido de
milagros, favores y promesas que ha acumulado por más de ciento cincuenta años.
Maury Márquez, antropólogo, describe en su investigación La devoción al
Nazareno de Achaguas algunas de las ofrendas que recibe la figura en el templo.
Hay desde sillas de montar, dadas por coleadores de la zona, hasta pezuñas y
cascos ofrendados por ganaderos en agradecimiento al santo por la recuperación
de vacunos enfermos o por el éxito obtenido en la producción agropecuaria.
Cronograma de una devoción
En la ciudad de San Fernando de Apure comienza el recorrido a
pie del peregrino José Gregorio Luque. Su túnica morada de Nazareno tiene las
franjas de la bandera venezolana, y lleva consigo una enorme cruz. El domingo
inicia el peregrinaje hasta Achaguas, a la que finalmente llega el Miércoles
Santo. El “Goyo Luque”, como es conocido en la región, comete esta marcha
kilométrica desde 1999 y con el pasar de los años otros files se han unido a su
jornada hasta el Santuario del Nazareno. “Ha institucionalizado esta caminata y
la ha denominado Caminata por la Fe”, comenta Eduardo Galindo, periodista
independiente que administra la página web www.senderosdeapure.net
Entre la multitud que acompaña a la imagen durante la
procesión del miércoles hay mujeres, hombres y niños que, como Luque, llevan
túnicas moradas. Unos van sintiendo el suelo caliente del llano con las plantas
de sus pies, descalzos, otros llevan su propia cruz hasta el final de la
procesión, sin desistir ni dudar de su compromiso espiritual. Algunos deciden
pagar promesas en su forma más dolorosa, y dramatizan los mismos actos de
penitencia vividos por Jesús durante el camino a la crucifixión.
El Nazareno de Achaguas recibe a fieles durante todo el año,
pero en Semana Santa se congrega la mayor cantidad de feligreses en el
Santuario Diocesano que lleva su nombre. El Miércoles Santo es el día
consagrado a su veneración, y desde muy temprano se ofician misas en su honor.
Luego, en horas de la tarde, “los folkloristas apureños y venezolanos le
efectúan una cantata criolla al Nazareno a las afuera de la Basílica”, comenta
Galindo. Durante la noche, al culminar la última ceremonia, los devotos pasean
la imagen en procesión por las calles achagüenses.
La imagen está moldeada en yeso por el escultor José Merced
Rada. Foto cortesía Eduardo Galindo
Peticiones y milagros
Bodas, curaciones, solución de problemas a los ganaderos de
la región, milagros trascendentales y milagros cotidianos. La imagen del
Nazareno de Achaguas es la representación de una fuerza religiosa mucho mayor a
la que le atribuyen cientos de prodigios. La evidencia inicial es la gran
cantidad de regalos, ofrendas y “milagritos” que colocan los fieles a los pies
de la talla cada vez que realizan una petición o agradecen aquellas que han
sido escuchadas por el santo.
Los pobladores coinciden que de ella emana una energía
indescriptible. Más que una escultura, esta imagen tiene algo de divino. “Ver
de cerca y tocar al Nazareno, además de difícil, es impresionante, se siente un
halo de misterio y de mucha energía. Quienes han tenido la oportunidad de
hacerlo, saben de qué le estoy hablando”, asevera el bloguero y comunicador
social José Alberto Pinto Coronado, en su medio digital
Apure Alternativo.
En su blog se citan algunas historias que pueden resultar
inverosímiles, relatos que hablan de una talla inanimada moldeada en yeso casi
con vida propia. Que se pone pesada para que los cargadores no puedan sacarla
del templo, que crece y aumenta de tamaño, o simplemente no cabe por las
puertas del santuario y así manifiesta su resistencia a entrar al recinto
sagrado.
Las leyendas y mitos alrededor de la imagen son para los
pobladores de Achaguas una expresión de la voluntad del Nazareno, y respetan
como tal estas señales espontáneas. Como sucedió en una ocasión, frente a la
vivienda de una mujer que se encontraba muy enferma. “La imagen quedó frente a
la residencia de la anciana, ésta se levantó de la cama y salió a verla. La
procesión continuó, regresó a la cama y falleció”, según escuchó José Pinto en
una oportunidad.
Otros cronistas e investigadores, como el caso de Maury
Márquez, registran algunos milagros de sanación. Entre los testimonios que
apunta en su libro, se encuentra el de Silverio Guillén Contreras, cuyo hijo se
encontraba gravemente enfermo pues “no había médico en Santa Bárbara de Barinas
que le salvara la vida”. Como último recurso, Silverio visitó el Santuario
Diocesano del Milagroso Nazareno de Achaguas y allí, frente a la imagen, pidió
que le consiguiera un doctor que pudiera asistir a la criatura.
La petición fue cumplida casi al instante. En el testimonio,
Silverio dice que una mujer se le acercó y le recomendó un médico de la
localidad, con el que finalmente el desesperado padre logró aliviar los males
del niño.
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