Páez venció en Las Queseras del Medio
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Tomado de:
02/04/13.-El 2 de abril de 1819 el general José Antonio Páez
y 152 de sus hombres mostraron la pasta de la que estaban hechos los soldados
venezolanos en un lugar conocido como Las Queseras del Medio.
España, en 1815, una vez liberada de Napoleón Bonaparte, decidió
enviar a Venezuela una flota con cerca de 20 mil hombres al mando de uno de sus
generales más connotados, Pablo Morillo, a quien dieron el nombre de El
Pacificador.
Simón Bolívar, Juan Bautista Arismendi, Santiago Mariño,
Manuel Piar, Gregorio Mac Gregor y muchos otros se vieron en la necesidad de
oponerle resistencia, hasta conquistar Guayana, creando un cuartel general con
muchos recursos para hacer frente a las tropas españolas.
A la par de estos jefes patriotas estaba un caudillo llanero:
José Antonio Páez, quien con su genio militar y sus precariedades logísticas
mantenía el dominio de una gran porción de territorio.
LAS QUESERAS DEL MEDIO
En enero de 1819 Simón Bolívar, quien había estado gran parte
del año anterior en los llanos con el ejército de Páez, decidió partir de
regreso a Angostura para encargarse de la formación del congreso constituyente,
encargado de dar a la nación una nueva estructura política y otra constitución.
Había dejado instrucciones para que el ejército, al mando del
caudillo llanero, obrara a discreción, por lo cual éste, al verse frente al
enemigo inició una campaña de marchas y contramarchas para confundirlos. Fue así
como pidió y logró que los habitantes de San Fernando redujeran sus casas a
cenizas para evitar que pudieran los españoles establecer en la población su
cuartel general.
El ejército de Morillo atravesó el río Apure, por lo que Páez
prefirió evadir un enfrentamiento, dada la superioridad de los españoles. Sin
embargo no dejó de molestarlos. Una noche tomó cuatro caballos salvajes, les
ató a las colas unos cueros secos y los envió a todo galope hacia las filas
contrarias, creando el caos en las filas enemigas.
En esta guerra de guerrillas se mantuvo hasta finales de
marzo cuando regresó Bolívar, quien decidió a atacar en La Gamarra, siendo
derrotado por Juan Pereira y Narciso López. Bolívar reunió a sus oficiales y
fue convencido de la necesidad de evitar un enfrentamiento frontal contra las
tropas de Morillo, por cuanto una derrota sería la ruina de Guayana y de la
nueva república que se estaba formando.
Optó por cruzar el río Arauca y ambos ejércitos se colocaron
en ambas riberas. Páez propuso vadear las aguas para colocarse al frente del
enemigo y atraerlo hacia un lugar donde estaría emboscada la infantería para
acabar con parte del enemigo.
Páez escogió a 150 de sus mejores hombres, quienes cruzaron
el río sobre sus caballos y fueron a hostigar las tropas de Morillo. Él
describió los hechos años más tarde de esta manera:
“Accedió Bolívar a mis deseos, e inmediatamente con 150
hombres crucé el río y a galope nos dirigimos al campamento de Morillo… Y
nosotros le fuimos entreteniendo con frecuentes cargas y retiradas hasta
llevarlo frente al punto que habíamos señalado para la emboscada. Al llegar a
él rompió el fuego contra los realistas una compañía de cazadores que estaba
allí apostada, pero no toda la fuerza que yo suponía emboscada, según había
convenido con Bolívar antes de separarnos.
Continúa narrando Páez en su autobiografía que se vio en una
situación comprometida debido a que los enemigos lo acorralaban por los
costados y le disparaban copiosamente con fusiles y artillería. Fue en ese
momento “… cuando el valeroso comandante realista Don Narciso López me brindó
la oportunidad de pasar con alguna ventaja a la ofensiva. Fue el caso que López
se adelantó a la infantería con el escuadrón de carabineros que mandaba; en el
acto dispuse que el comandante Rondón, uno de aquellos jefes en quienes el
valor era costumbre, con veinte hombres le cargara a viva lanza y se retirase
sin pérdida de tiempo, antes que lo cercaran los dos trozos de caballería
enemiga, que yo deseaba formasen una sola masa para entonces revolver nosotros
y atacarla de firme. Cargó Rondón con la rapidez del rayo y López
imprudentemente echó pie a tierra con sus carabineros. Rondón le mató alguna
gente y pudo efectuar su retirada sin que lograsen cercarlo. Al ver que las dos
secciones de caballería no formaban más que una sola masa, para cuyo objeto
había ordenado el movimiento a Rondón, mandé a mi gente volver riendas y
acometer con el brío y coraje con que sabían hacerlo en los momentos
desesperados (…)
Cuando vi a Rondón recoger tantos laureles en el campo de
batalla, no pude menos que exclamar: Bravo, bravísimo, comandante. –General, me
contestó el… así se baten los hijos del Alto Llano. (…)
La caballería enemiga se puso en fuga; la infantería se salvó
echándose sobre el bosque y la artillería dejó sus piezas en el campo, lo cual
no pudimos ver por la oscuridad de la noche. Finalmente, mucho antes de
amanecer se puso Morillo en marcha de retirada para Achaguas…”.
Este había sido el acto de mayor valor presentado por los
patriotas en esta gesta de independencia.
La visión de Bolívar
Bolívar y el resto del ejército patriota había visto la
refriega desde la otra orilla del río.
Dijo a Páez que no había podido conciliar el sueño por pensar
que no había podido sobrevivir.
Se había maravillado por el arrojo de aquellos hombres,
quienes con valentía, habían podido destrozar un ejército 10 veces mayor.
Cuando tuvo de nuevo a oficiales y soldados en su presencia
entregó a cada uno la Cruz de los Libertadores y leyó una proclama que decía:
“¡Soldados! Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria
que puede celebrar la historia militar de las naciones. Ciento y cincuenta
hombres, mejor diré ciento y cincuenta héroes, guiados por el impertérrito
general Páez, de propósito deliberado han atacado de frente a todo el ejército
español de Morillo. Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al
enemigo para defenderse de los ciento y cincuenta compañeros del intrepidísimo
Páez. Las columnas de caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la
infantería ha buscado un asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han
cesado delante de los pechos de nuestros caballos. Sólo las tinieblas habrían
preservado a ese ejército de viles tiranos de una completa y absoluta
destrucción.
“¡Soldados! Lo que se ha hecho no es más que un preludio de
lo que podéis hacer. Preparaos al combate, y contad con la victoria que lleváis
en las puntas de vuestras lanzas y de nuestras bayonetas.
Cuartel general en los Potreritos Marrereños a 3 de abril de
1819”.
Bolívar.
Labels: al General José Antonio Páez, Guerra de Independencia, Las Queseras del Medio, Valores Nacionales
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