Wednesday, February 11, 2009

La Toma de las Flecheras II. Parte









Tomados de la obra Toma de las Flecheras 2004

Colección Biblioteca Nacional, Archivo Audiovisual de Venezuela, Caracas
Carmelo Fernández 1842; dibujada sobre piedra de 28 x 22cm.
Es la primera litografía de una acción bélica de la Guerra de independencia publicada en Venezuela por el Promotor en abril de 1843


Acción de la Toma de las Flecheras, 067 de Febrero de 1818


Por Oscar J. Márquez



Simón Bolívar se encontraba en gran incertidumbre por no vislumbrar la forma de resolver aquella situación de cómo pasar sobre el río Apure un gran ejército. El General Páez le instaba “... yo le animaba que se pusiera en marcha, asegurándole que le daría las embarcaciones necesarias. El me preguntaba: pero hombre, ¿Dónde las tiene usted?
- Yo le contesté que las había en el paso del río para oponérsenos.
- ¿Y de qué manera podemos apoderarnos de ellas?
- Con la caballería.
- ¿Dónde está esa caballería de agua? Me pregunto él, porque con la de tierra no se puede hacer tal milagro...”


Para el día cinco se habían concluido la remonta de la caballería que vino por el Orinoco y el Arauca. Ese mismo día se reunieron la Guardia de honor y el batallón de infantería de Apure, se distribuyeron a los oficiales de infantería los caballos, sillas, bridas y a las tres de la tarde partió el ejercito a San Fernando de Apure con el libertador y su Estado Mayor General, marchando hasta el anochecer y acampando en una sabana al este de San Fernando de Payara, donde levantaron el vivac.


El día seis en la madrugada nuevamente se inicio la marcha del ejército y a las diez de la mañana se llego al paso del Coplé o del Diamante, en el río Apure, a 1 Km., aproximadamente, al este de los muros de San Fernando donde ondeaba la bandera española. Era el único sitio por donde podían pasar los patriotas sin el riesgo de que los alcanzara el fuego de los cañones realistas ubicados en San Fernando.


El ejército quedó detenido: no podía pasar el río por falta de embarcaciones, las cuales se encontraban del otro lado del rio, algunas de ellas amarradas frente a la ciudad fortificada. El ancho del río en ese lugar es de 700 metros aproximadamente, con una velocidad en sus aguas de 4 millas por hora (7,4127.Kms por hora) el cual a su vez estaba infestado de caimanes y sus aguas aun estaban un tanto altas.


Es el mismo General Páez es quien nos narra al respecto en su autobiografía: “...una milla antes de llegar al río se le suplico que hiciera alto con el ejecito para sacar de él la gente con la que íbamos a tomar las lanchas enemigas y todavía le parecía que todo aquello era un sueño o una broma, sin embargo, procedió a mis deseos...”


Páez tomó cincuenta hombres de la guardia de su caballería, entre ellos Aramendi, Genaro Vásquez, Cornelio Muñoz, Pedro Camejo (el Negro Primero), Juan Carvajal, Felipe Mauricio Martin, José de la Cruz Paredes, José María Briceño Méndez, Pedro Pérez, Antonio Romero, Juan José Rondón, y otros que se pierden en el anonimato de la historia, todos jinetes en briosos caballos sobre silla fuerte, que quitaban sin desmontarse, junto a sus cinchas y gruperas, al igual que sus calzones; en las bocas las lanzas, sus espadas estaban sujetas a la espalda o colgadas al cuello, se lanzaron al río nadando con un brazo y acariciando con la otra los cuellos de sus caballos a la vista del ejercito.


A una distancia de 400. Metros sorprendieron a las embarcaciones españolas. Los realistas no salían de su asombro, que no podían imaginar tal situación, reaccionaron efectuado varias descargas de mosquetería y algunas de cañón sobre las cabezas de los hombres y caballos que remontaban la corriente, sin darles en su humanidad. El pánico y el caos se apoderaron de los españoles, quienes se arrojaron de los barcos que estaban amarrados al río para ganar a nado su orilla, abandonando las flecheras y cañoneras al garete.


Los intrépidos llaneros se montaron sobre la grupa de los caballos, impulsándose para abordar las flecheras, guiados por su jefe el taita Páez. Así se apoderaron de ellas encontrando solo una mujer que había disparado contra los asaltantes el último cañonazo. Catorce flecheras dos cañoneras y otras embarcaciones menores fueron capturadas. “...Asombrado Bolívar, dijo que si él no hubiera presenciado aquel hecho nadie habría podido hacérselo creer...”


El mismo general Páez señalo en su autobiografía que la misma partida de jinetes corrió a ponerse al frente de San Fernando para impedir la salida de cualquier realista que fuese a dar parte a Morillo de lo sucedido.


El ejército patriota procedió a acampar en la sabana de la rivera derecha del Apure. La caballería del General y la infantería de la guardia iniciaron el paso; Bolívar mandó a parlamentar en la plaza. Intimando a la rendición de la misma: “...el ejercito libertador de Venezuela debe tomar a San Fernando dentro de veinticuatro horas, este término debe bastar a usted para resolver a entregarse o morir...”


Esta acción sin igual sorprendió a los realistas, neutralizándolos, ya que no utilizaron sus fuerzas sutiles que apoyadas por la guarnición de San Fernando ni siquiera hostigaron el paso del ejercito patriota por el Apure. El camino estaba expedito hacia Calabozo con un gran ejército integrado por más de cinco mil efectivos el primero de su índole que se constituía con tan cantidad de efectivos desde 1810, estructurado bajo el mando único de Bolívar que lograrían sorprender a Morrillo en Calabozo con su Estado Mayor. Pero no abatirlo por errores tácticos al no sitiar la ciudad como debió de ser, permitió que este se escapara con su Estado Mayor y la guerra se prolongara por varios años más.


Bibliografía

1. Documentos de la Libertad. Oficio de Bolívar para Páez del 15 de enero 1818.. Caracas: servicio Grafico Editorial S.A tomo 14, Pág. 12
2. ____________oficio de Bolívar para el Gobernador de Angostura del 4 de enero de 1818, Caracas: servicio Grafico Editorial S.A tomo 14 Pág. 27
3. Márquez Oscar J. La Toma de las Flecheras Caracas: IMARLITI, CA, 2004
4. Páez José Antonio. Autobiografía. Caracas: Academia Nacional de la Historia, Italgrafica 1987
5. Vowell Richard. Campañas y Cruceros. Caracas: Biblioteca de la Academia de la Historia 1973.

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