Sunday, August 23, 2009

El General Páez y las fronteras con Portugal (El Brasil)


Por Oscar José Márquez


De la serie de comunicaciones entre el General José Antonio Páez y el libertador Simón Bolívar, hemos escogido una fechada en marzo de 1818. Redactada unos cuatro días antes de su toma de San Fernando de Apure por el Centauro de los llanos en la cual prevé los resultados del sitio con una exactitud sorprendente.

La citada ciudad de San Fernando había sido tomada por el General Pablo Morillo luego de la batalla de Mucuritas y reforzada por su ubicación estratégica ya está representaba y representa la puerta de entrada y salida de los llanos hacia el eje Apure-Orinoco-costas venezolanas del Caribe de vital importancia como vía principal de comunicación y abastecimiento.

Igualmente se refiere en ella a la situación del ejército que había logrado reunir Bolívar para la Campaña del Centro del año 1818 y de cómo había mermado el mismo entre otra causas por la deserción y la promesa de Páez de de Combatir este delito.


Y uno de los aspectos que llama nuestra atención en su comunicación a Bolívar es lo referente a las fronteras con Portugal (el Brasil) sobre una expedición que ha enviado al alto Orinoco y Río Negro viaje que duraba en ese entonteces unos cincuenta días en un solo sentido. Posiblemente en referencia a la actitud y comportamiento de las fuerzas portuguesas frente a la guerra de emancipación que se desarrollaba en territorio venezolano.

Esta comunicación es importante para la historiografía de las relaciones fronterizas. Desafortunadamente no hemos podido hallar copia de la que envió el General Páez y la repuesta por parte del Comandante portugués para determinar el pensamiento del Centauro de los Llanos en referencia a la frontera sur este.

Presentamos a continuación la referida comunicación



Campo de frente a San Fernando, Marzo 2 de 1818.
8º de la Independencia


Excmo. Señor Jefe Supremo de la República
Excelentísimo Señor:
Cundo me llegaron los oficios de V.E de 24 y 26 del próximo pasado de febrero, estaba yo demasiado persuadido de la necesidad de reunirme al ejército para completar la destrucción de Morillo, y la posesión del resto de Venezuela. Ni el sitio de San Fernando era una circunstancia que disminuía en mi este concepto, pues para continuarlo son inútiles todas las tropas que actualmente obran contra ella; con dos escuadrones, la infantería, la artillería situada como está en tres baterías y la marina respetable que ocupa el río, es bastante para lograr su rendición o perseguir a sus defensores, caso que la evacuen.


Con todo apuraré mis medidas en estos cuatro o seis días sucesivos a fin de ver si dejo libre esta plaza; pero si no lo pudiese conseguir dentro de ellos, marcharé rápidamente a incorporarme a V.E. llevando de paso la comisión que me confió, y estando seguro que cualquier fuerza que se me presente será batida en el momento, y que no tardare mucho en estar al lado de V.E.

Pasado mañana saldrán los escuadrones del Guayabal y Camagùan, cuya marcha se había dilatado por reunirlos mejor. Los dos escuadrones de mi división que dije a V. E irán también, no lo hacen ahora porque marcharían conmigo, y así se evitara su deserción.

Siento demasiado el estado de disolución a que me dice V.E se ha reducido el ejército y especialmente la deserción de la gente de Apure. Hasta ahora ninguno se me ha presentado, y este V.E seguro que no apadrinare semejante delito; bien que parece no debe entenderse con ellos todo el rigor de la ley por otras varias circunstancias. Yo conozco estos hombres, y se cuánto importa no llevarlos con severidad para sacar de ellos ventajas.

La plaza de San Fernando ha tres días que carece de de víveres, y solo tiene cinco caballos y algunas fanegas de maíz.

El comandante de frontera de Portugal ha contestado el oficio que se le remitió por el jefe de la expedición que dirigí sobre el Alto Orinoco y Río Negro, y que antes manifesté a V. E. La contestación honra demasiado a los americanos y ofrece una innumerable neutralidad por parte de su Nación; lo enviare a V.E. después, porque se me ha traspapelado.

Dios guarde a V.E. muchos años


Tomada de la obra las Memorias General O`Leary Tomo XV, Págs. 177-179

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