GLORIA HENRÍQUEZ : “LA EDECANA DE MIRANDA” IN MEMORIAM
IN MEMORIAM
En la ciudad de Donostia/San Sebastián del País Vasco, a 3 de junio del año en curso, lejos de su natal San Cristóbal y de su caraqueño liceo de tiempos juveniles, dejó de existir una intelectual venezolana de méritos extraordinarios y de una gran vocación por la historia patria, destilada en su dedicación a la vida y obra del Precursor, Generalísimo Francisco Sebastián de Miranda. Junto a su inseparable compañera de causa y de compromiso, Miren Basterra, fueron ellas el constante empuje detrás de la tarea de investigar y preparar para su actual edición de Colombeia, el inmenso archivo del gran viajero por los horizontes de la libertad de aquella América española del siglo XVIII. No en vano a estas damas se les conoció como las “edecanas” de Miranda.
Colombeia
Gloria Henríquez Uzcátegui y Miren Basterra Ariño fueron las asistentes, alumnas y herederas intelectuales de una de las más brillantes historiadoras venezolanas, más conocida en el exterior que en su propia tierra: Doña Josefina Rodríguez de Alonso, autora de una de las obras más enriquecedoras sobre el Prócer: El Siglo de las Luces visto por Francisco de Miranda (Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 1978, Prólogo de Edmond Giscard D’Estaing y Presentación de J.L. Salcedo-Bastardo). Obra originalmente escrita en francés en la que su autora no sólo logra traernos el siglo XVIII a nuestra contemporánea percepción, sino también explicarnos cómo ese siglo XVIII, el de las Luces, recibió cual propio al primer hispanoamericano universal , y con él, a toda una causa y un ideal. Ya doña Josefina se había lanzado a todo un proyecto intelectual en pro de reincorporar a Miranda a las más altas esferas del pensamiento europeo, comenzando por Francia, cuando surgió la idea de volver a editar el Archivo de Miranda, ahora bajo el título acuñado por el propio prócer : Colombeia. Gloria y Miren se incorporan para darle sostén y apoyo a doña Josefina y, tras su fallecimiento en 1994, , continuar su obra en el mismo ambiente donde, desde la desaparición del franquismo, la distinguida escritora había vivido junto a su esposo, el activista médico canario y connotado republicano español, Elfidio Alonso.
Para el proyecto de Colombeia se formó a finales de la década de los setenta una Comisión Responsable bajo la dirección de doña Josefina y con la asesoría del Dr. José Luis Salcedo-Bastardo. Gloria y Miren serán los dos pilares, para así encauzar más de un cuarto de siglo de su vida hacia el rango simbólico de “Edecanas de Miranda”.
Dejemos a Gloria Henríquez contarnos , en breves pinceladas, la historia de Colombeia, la cual no es más que la decantada en el título de su obra : Historia de un archivo. Francisco de Miranda. Reconstrucción de la Memoria (Fundación para la Cultura Urbana, Caracas, 1° edición, 2001; 2° edición, 2008).
Si bien es cierto que cada persona, cada historia humana, es esencialmente única, Miranda y su historia serán de alguna manera “más únicos”. Si admitimos semejante juego de palabras podríamos extenderlo hasta afirmar que la historia de su archivo, perdido por más de un siglo y milagrosamente reencontrado, con sus aventuras y desaventuras al decir de Gloria Henríquez, es también única en medio de lo único. Escribe Gloria: “ Son sesenta y tres hermosos tomos que él mismo organizó y mandó encuadernar en Londres, hasta 1810, con la idea de enviarlos a Caracas – cuando el país fuera independiente – para ser colocados en los archivos de la ciudad…”. Manuscritos en castellano, francés, inglés y otros idiomas: documentos, correspondencia, manifiestos, diarios, impresiones sobre países, personajes de la época, culturas, pueblos, ciudades, puertos y toda clase de lo que se le ocurriera observar a un viajero culto, con criterio propio y una gran agudeza para interpretar el mundo que iba descubriendo. Pero por encima de todo, un hombre con propósitos y planes en pos de la independencia y libertad de esa gran porción de la humanidad que su joven visitante en Londres luego definiera como “….un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte; cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias aunque en cierto modo viejo en el uso de la sociedad civil ( Simón Bolívar, Carta de Jamaica,1815).
La desventura del archivo comienza en la noche de la captura de Miranda en La Guaira en 1812. ¿Qué haría con él el capitán del barco inglés Sapphire surto en el puerto con tan preciosa carga sin su dueño? Gloria cuenta la historia completa, desde la llegada del archivo a Inglaterra vía Curazao y su eventual desaparición durante más de un siglo, hasta que se dio con él el académico y diplomático Caracciolo Parra Pérez quien, desde Suiza, delega su examen en Alberto Adriani quien, a su vez, viaja con tal propósito al pueblo de Cirencester, a 150 km al oeste de Londres, casi en el límite de Gales. Allá reposó este tesoro invalorable durante más de un siglo, en el castillo de Lord Bathurst.
El gobierno del General Juan Vicente Gómez no vaciló en adquirir el archivo y traerlo a Venezuela donde se le hizo una primera edición entre los años 1929 y 1950. Con sus tres secciones originales de “Viajes”, “Revolución Francesa” y “Negociaciones”, los 63 volúmenes del archivo se quedaron bajo la custodia de la Academia Nacional de la Historia en un armario de metal cuya llave cargaba don Vicente Dávila, el bibliotecario-archivero de la Corporación , afirma la Licenciada Henríquez.
Con ocasión de los 200 años de la participación de Miranda en la lucha por la independencia de los Estados Unidos (1781), el gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez decretó la preparación y publicación de una nueva edición , la que sería denominada Colombeia, en cuatro secciones en lugar de tres al agregarle , por primera sección, la de “Francisco de Miranda: súbdito español”, y al reorientar las tres remanentes como sigue: “El Viajero Ilustrado: 1783-1790”, “Intervención de Miranda en la Política Europea, en pro de la Independencia de Latinoamérica: 1790-1801”, “Revolucionario a Tiempo Integral: 1801-1812”, y “Miscelánea Final hasta 1816” ( por agregarse).
El equipo Josefina Rodríguez- Gloria Henríquez- Miren Basterra, con la asesoría de J.L. Salcedo-Bastardo, había completado los primeros 13 tomos al ocurrir la muerte de su directora: todos con el sello de las Ediciones de la Presidencia de la República. Así fue con las siguientes ediciones en sana continuidad administrativa bajo el gobierno del Presidente Hugo Chávez, hasta el número 20, cuando se decidió encargar al Ministerio del Poder Popular para la Cultura la realización de los cinco tomos restantes. Una comisión viajó a San Sebastián en 2007 para comunicarles a las damas Henríquez y Basterra, con mucha cortesía y reconocimiento a su esfuerzo , que había necesidad de acelerar la edición de los cinco tomos restantes más allá de un tomo por año, como parece haber sido el ritmo hasta ese momento. Mas por causas que no conocemos, a no ser que ya están listos y lo que falta no será más que detalles, estos cinco tomos siguen ausentes del tramo que espera por ellos en nuestras bibliotecas.
De las cuatro personas que conformaran el proyecto inicial solo queda la Diplomada Miren J. Basterra Ariño. Ya comentamos la desaparición de doña Josefina Rodríguez Machado de Alonso en 1994. El ilustre académico e historiador, padre del proyecto, José Luis Salcedo-Bastardo, falleció en 2005. Ahora se ha ido la licenciada Gloria Henríquez Uzcátegui, “edecana” de Miranda la que, con su inesperada partida, ha removido esta cinta de una historia que no finaliza porque – sencillamente - es historia patria.
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Más de Miranda
Entre Bolívar y Miranda los historiadores, venezolanos y extranjeros, han tenido un vastísimo campo abierto a la investigación, confrontación y publicación. Pareciera que la literatura sobre uno estimula renovado y paralelo interés por el otro. Al aproximarnos al año 1983, el del Bicentenario Bolivariano, un diluvio de libros, revistas, congresos y encuentros académicos sobre el Libertador empezó a fluir no solo en Venezuela, sino a nivel continental y latinoamericano también. Miranda no podía esperar la llegada de su 250° aniversario, a 17 años después. Es como si él también dijera: “¡Presente!”.
El académico José Luis Salcedo-Bastardo opinaba que quien estaba esperando por Miranda y su mensaje era más bien la América entera. De ahí su colección de 200 piezas mirandinas que juntaba “por primera vez, todas en castellano, demostrando la efectiva continuidad de nueve lustros de acción clarividente, donde América espera”. En la selección y cronología de las piezas escogidas participaron Manuel Pérez Vila y Josefina Rodríguez de Alonso . (Biblioteca Ayacucho N° 110, 1982, 686 pp).
Las relaciones entre Bolívar y Miranda , Cristóbal L. Mendoza (Italgráfica, 1978), ha sido un tema predilecto y constante. En 1979 Arturo Uslar Pietri y Pedro Grases nos regalaron su obra Los Libros de Miranda ( Casa de Bello), mientras en el mismo año la Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos le publicaba a Enrique Bernardo Núñez su Miranda, o el tema de la libertad. En la misma onda, Miranda, pasión de la libertad americana fue el título conferido por Federico Brito Figueroa a su contribución en 1981( Universidad Santa María). Antonio López Egea se concentró en El pensamiento filosófico y político de Francisco de Miranda , editado en 1983 por la Academia Nacional de la Historia, la cual, en el mismo año, le publica a Gloria Henríquez Uzcátegui Los papeles de Francisco de Miranda.
A mediados de la siguiente década nos llega la excelsa obra Francisco de Miranda: ¿ Don Juan o Don Quijote del maestro de las biografías Tomás Polanco Alcántara (Ediciones G.E., Caracas, 1996; Reedición póstuma, 2004). En su obra magistral, 8 Grandes Biografías, (Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 1993), Alfonso Rumazo González aborda a Miranda en su dimensión continental al llamarlo el “protolíder” de la América española.
No es nuestro propósito pasearnos junto al lector por todas las obras sobre Miranda publicadas en ese lapso; ni olvidamos a los autores que , en distintas épocas y circunstancias pasadas se han ocupado del ilustre venezolano universal. Es difícil redondear el tema sin volver a la década de los años 20 del pasado siglo : Miranda et la Revolution Francaise , 1924, libro que luego será traducido al español, de Caracciolo Parra Pérez y redactado antes de él conocer el archivo; el otro, The Life of Miranda, de William Spencer Robinson, en inglés, 1929, también traducido.
Con el 250 aniversario del nacimiento de Miranda, una nueva ola habrá de tocar los anaqueles de la biblioteca venezolana como si fuera su Leander tocando las costas de La Vela de Coro e izando una bandera tricolor.
Llega el año 2000 y con él el 250° aniversario del natalicio del Generalísimo. Una de las obra más emblemáticas y útiles a la vez le correspondió a Rafael Pineda al ubicar, clasificar e identificar una vasta cantidad de imágenes para su densa obra ilustrada Iconografía de Miranda ( Ministerio de Relaciones Exteriores-Banco Industrial de Venezuela, 2001). Novedosa es la obra de Edgardo Mondolfi Gudat Miranda en ocho contiendas (Fundación Bigott, 2005, 214 pp).
No obstante, la obra más difundida en esta etapa le corresponde a la historiadora Carmen L. Bohórquez Morán, doctora en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos, con 100,000 ejemplares de distribución gratuita por la Editorial el perro y la rana en 3° edición : obra titulada Francisco de Miranda: Precursor de las independencias de América Latina ( 2006, 394 pp), publicada originalmente en francés en 1998. De hecho, esta obra de la profesora Bohórquez se suma a otras dos fundamentales sobre Miranda, escritas en francés para la nación en cuya gran revolución luchara, llegando cerca de la “sonrisa de la guillotina” al decir de Juan Uslar Pietri (1979 ): las de Caracciolo Parra Pérez y de Josefina Rodríguez Alonso, ya mencionadas.
Por otro lado también tuvo mucha difusión y aceptación la biografía de Miranda en la colección Biblioteca Biográfica Venezolana, editada por el diario El Nacional con apoyo del Banco del Caribe. Correspondió su autoría a la historiadora y académica Inés Quintero y su edición al año 2006, en volumen de 138 páginas que lleva el número 25 de la mencionada colección. Comoquiera que la autora parte de la influencia que tuvo la rezagada posición social de la familia Miranda y Rodríguez en aquella sociedad colonial, al primer capítulo le puso por título : “El hijo de la panadera”. Años después en 2014, Quintero vuelve a este punto, ahora por título de un libro autónomo publicado por Editorial Alfa.
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Geografía de la biografía
Otra faceta conspicua en la vida de Miranda que le confiere visos de singularidad fue, sin duda, la de sus viajes y periplos entre cinco continentes, con la larga pausa en la Europa del Siglo de las Luces. En otras palabras, este “Viajero Ilustrado” según la segunda sección de Colombeia, en su bagaje guardaba un caleidoscopio de países, regiones o ciudades de la más variada índole, el cual lo ligaría a cada uno de un modo que podría darle una autonomía temática individual. Gloria Henríquez en su Historia de un archivo se percata de ello y hace mención de algunas obras relacionadas con Miranda y varios de los países e imperios que visitara como peregrino en pos de la libertad de su Colombia.
Gloria Henríquez retrocede al año 1933 cuando G. Lozinski publica en la revista Mundo Eslavo su artículo “Miranda en Rusia”. En 1997 – nos informa – el ruso M. Alpérovich publicó fragmentos sobre la visita de Miranda al Kremlin con motivo del 850° aniversario de la fundación de Moscú. En el año 2000 se edita el diario completo de Miranda en Rusia bajo el cuidado de Alperovich con el título : Francisco de Miranda, Diario de Rusia, Moscú-San Petersburgo, Academia de Ciencias de Rusia. Con anterioridad en 1996 – prosigue la autora- el Instituto de Arqueografía Ucraniana de la Academia de Ciencias había publicado los pormenores del paso de Miranda por tierras ucranianas donde la Emperatriz Catalina II lo declara “huésped de honor de la ciudad de Kiev”.
La investigadora pasa por Suiza a leer un trabajo sobre Miranda en el principado de Neuchatel por el profesor Charles Guyot (1934), y menciona otro del diplomático suizo René Naville sobre el viaje de un “general venezolano por Suiza” (1949). Ella misma – Gloria- dirigió la obra ¡Bendita libertad! Viajes de Miranda por Suiza, auspiciada por Bentata & Hoet, Caracas, 1992.
En 1950 – agrega- aparece en Estocolmo una “excelente edición del Diario de Miranda por Suecia y Noruega, considerada de primer interés histórico y cultural” por su presentador Styg Rydén.
Gloria Henríquez examina la bibliografía francesa que demora en conocer la obra del venezolano cuyo nombre está esculpida en el Arco del Triunfo de París, y ello al llegar a la obra de Olivier Baulney quien, en 1968 le revela a sus paisanos el valor y la importancia del legado del general venezolano para su historia. Y es allí donde Gloria introduce y analiza El Siglo de las Luces visto por Francisco de Miranda, en francés, de su mentora Josefina Rodríguez de Alonso.
Vuelve la investigadora a Escandinavia para referirse a la versión danesa del Diario en una sucesión de ilustraciones que auspicia Haarvard Rostrup en 1983, tanto en Copenhague como en Caracas. En 1984 le tocará a los croatas recordar el paso de Miranda por el puerto adriático de Ragusa ( República de Dubrovnik) en una publicación del Centro Croata Venezolano de Caracas.
En cuanto a Estados Unidos nos informa sobre la publicación en 1998 , ahora en edición crítica, del Diario de Viaje de Miranda de Sara Almarza Costa en Fuentes para la Historia de la República, Volumen XII, edición del Centro de Investigaciones Diego Barros Arana y Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile.
Y “no podía faltar aquí el recorrido de Miranda por Grecia” nos recuerda Gloria Henríquez al invocar la obra del distinguido profesor chileno Miguel Castillo Didier, uno de los más calificados helenistas en América Latina, quien en 1986 le siguiera los pasos al caraqueño infatigable subiendo a la Acrópolis, para luego presentarnos su obra más extensa Grecia y Francisco de Miranda ( Universidad de Chile, 1995).
Miranda llegó a Grecia camino al imperio otomano, el rival y contrincante de Rusia que andaba en pos de las rutas marítimas de aguas cálidas hacia el sur. Alude Gloria Henríquez a la primera traducción al turco de “una buena parte” del Diario de Constantinopla por el embajador turco Fuat Carim, publicada en 1965, agotada.
Auspiciada por la embajada de Venezuela en Ankara- añade la autora- “ con el título Memorias turcas del venezolano General Miranda y a iniciativa del embajador y profesor Kaldone G. Nweihed”, aparece en 2004 una “edición enriquecida con ilustraciones, introducción del embajador y nota biográfica de don Francisco de Miranda por Tomás Polanco Alcántara, tomada de la revista Venezuela del Ministerio de Relaciones Exteriores, octubre de 2001”. En efecto, las 150 ilustraciones aludidas constituyen de suyo una secuencia biográfica de Miranda, comentada y documentada.
Cabe agregar que las “edecanas” Henríquez y Basterra asesoraron a la Embajada de Venezuela en Turquía en la selección del boceto más acorde con la fisonomía del Precursor , a la hora de colocar un busto suyo en el “Parque General Francisco de Miranda” en Ankara(2006).
Ya con la segunda edición del libro de Gloria Henríquez en circulación, será Bélgica el nuevo país que se sume a este rosario geográfico cuando en 2012 la Fundación Hoet ( Ing° León Jerome Hoet) edita la obra Francisco de Miranda en Bélgica y el País de Lieja, bien elaborada, en 294 pp. A Gloria Henríquez y Miren Basterra la Fundación Hoet les reconoce su contribución en la “incursión histórica y acuciosa compaginación”. El libro fue presentado en la Embajada de Bélgica en Caracas a finales de 2012.
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Es imposible llegar a los seres humanos fuera de este mundo real para preguntarles si allá donde están siguen retroalimentándose de su paso terrenal, por vía del espíritu. Si así fuere el caso, el Generalísimo Don Sebastián Francisco de Miranda no vacilaría en nombrar a esta legión de hombres y mujeres: venezolanos, hispanoamericanos y gente de las demás latitudes que se han ocupado de su vida , obra y palabra escrita. Sin duda serán demasiados ellos hasta perder la cuenta en tantos vericuetos que guarda la memoria. Y si Miranda llegare a olvidar algunos – pocos serán éstos ante su memoria prodigiosa e inmenso archivo – no olvidará a Gloria J. Henríquez Uzcátegui, venezolana de la montaña andina refugiada en dos mundos a la vez : el de la bahía azul al pie de la montaña vasca de Donostia / San Sebastián y el de la inmensidad de lo que ella leyó, asimiló, contó y escribió sobre él. A buen seguro él la confirmará en el cargo de “edecana”.
Caracas, 7 de julio de 2014 Kaldone G. Nweihed
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