Sunday, May 8, 2011

El General Páez tocaba el violín



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Dibujo original de Guillermo Pàrraga de una fotografía de Páez de 1863. Tomado de: de la obra de Caupolicán Ovalles El General Páez El Llano y los Llaneros


Publicado en: 'General' | Domingo, Mayo 8, 2011 |

Por Ignacio De León 
Al acercarse las elecciones de 2012 veremos al gobierno cada vez más desesperado por apelar a los sentimientos patrioteros, ante su incapacidad para gobernar. Por eso no nos sorprenda la creación faraónica de un mausoleo para los tres huesos que aún le quedan intactos a Bolívar, o la proliferación de discursos chillones narrando una y otra vez la epopeya de la Independencia, en el tono de letanía fastidiosa de Eduardo Blanco en su “Venezuela Heroica”.

El gobierno ha reemplazado al Bolívar histórico por un Bolívar de utilería, vacío y travesti, muy propicio para servir de coartada al fundamentalismo ideológico del régimen, quien lo utiliza de la misma manera que el régimen de Castro se sirve de la imagen romántica de José Martí, para endilgarle cualidades socialistas que jamás tuvo ni proclamó. El régimen apela a la ignorancia de la historia de los venezolanos.

Sin embargo, si examinamos la historia, encontraremos inmediatamente que el parecido del venezolano común, no es con el señorito (“sifrino” diríamos hoy día) Simón Bolívar, sino con el llanero alpargatado José Antonio Páez. Pero atención, Páez no se parece al venezolano común en su ignorancia, o en su pobreza; todo lo contrario. Se parece a el por haber luchado contra ella toda su vida, a diferencia de Bolívar, para quien la superación cultural nunca fue problema porque su entorno de muchacho rico ya le garantizaba eso.
Si uno acepta que el máximo héroe de la Patria es quien funda sus instituciones, no quien libra una guerra, es José Antonio Páez y no Simón Bolívar quien merece estar sentado en la estatua ecuestre que domina la plaza angular situada frente a la esquina Torre y Gradillas, en Caracas. La nacionalidad venezolana nace de la mano de José Antonio Páez, un venezolano común, quien pese a haber nacido pobre e ignorante llanero, no se resigna a su condición, sino que lucha durante toda su vida para superar su propia ignorancia.
Al general Páez lo solemos recordar por sus hazañas de la Toma de las Flecheras, Mucuritas, las Queseras del Medio o su valentía en Carabobo. Pero para el quizás su verdadera hazaña personal fuera aprender inglés y francés, aprender a tocar el violoncelo y el piano, haber escrito una autobiografía que es testimonio histórico único de esa etapa poco conocida que fuera el primer medio siglo de republica independiente, haber cultivado la amistad de notables de su época, cultivarse como individuo, superando con dignidad las humillaciones de su jefe de hacienda, el negro Manuelote, quien se burlaba de su ignorancia.

Francisco González Guinán (1929) expresa que Páez adquirió rápidamente una cultura apreciable: la guitarra y maracas que tocaba en sus mocedades llaneras las sustituyó con el violoncelo y ejecutaba con buen gusto música clásica.

De acuerdo con Alfonso Marín (1990), Páez “… convierte su residencia en Valencia en una especie de ateneo. Toca piano, violín, violoncelo, canta. Su potente voz de barítono llena toda la casa. Funda en ella un grupo de teatro, quizá el primero que hubo en Valencia. Lo inaugura con la tragedia ‘Otelo’, de Shakespeare…” ente los actores contamos al propio Páez, a Peña y a Soublette, entre otros.

El mismo autor nos dice que, además, trata de ensayar música propia, y en cuanto a sus actividades botánicas, baste observar que una rosa de jardín y también una paja para alimentar ganado, llevan su nombre…” (Marín, 1990). Esto sin decirles que estudiaba idiomas entre ellos inglés y francés.

Como indica Luis Rafael García Jiménez en su ensayo “El general José Antonio Páez y la valencianidad”, fue un autodidacta ejemplar: Páez fue la quintaesencia del venezolano común, que no celebra su ignorancia sino que se avergüenza de ella y trata de superarla con esfuerzo y estudio. Quizás esta fue su mejor virtud, muy por encima de su valentía como guerrero. Fue esta virtud la que posiblemente hizo que estableciera gobiernos civiles (ej. El médico José María Vargas) contra la opinión de sus camaradas militares. Fue esa búsqueda de civilización personal la que quizás indujera a Páez a luchar por instaurar la civilización en una sociedad arrasada por la Guerra de Independencia. Gracias a Páez los venezolanos tuvimos nuestras primeras instituciones de gobierno, que entre 1830 y 1859 y con sus altos y bajos, dotaron a Venezuela de la mayor estabilidad de su historia, después de Punto Fijo.

Es decir, Páez luchó por establecer en Venezuela todo lo contrario de un régimen que celebra lo chabacano, la mediocridad y la ignorancia como muestra de idiosincrasia autóctona. Páez representa la venezolanidad, mientras que Chávez está en las antípodas. La ideología oficialista del régimen chavista no solo es un fiasco; es la negación de la verdad histórica y sociológica del venezolano. Para decirlo más redondamente: nada más remoto a un venezolano que Hugo Chávez.

Por esta razón quiero proponer la reubicación de la ecuestre de Bolívar a la Avenida Páez, y traer la del general llanero a la que injustamente ocupa Bolívar.

Nota del Autor: Corregido el  26-05-2011, al colocarle el nombre del autor 

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Thursday, May 5, 2011

Conmemoramos El 138 aniversario de la Muerte de José Antonio Páez


Dr. Rafael Arteaga R. (*)

A la edad de 83 años muere en su residencia de la Calle 20, Numero  42 de de la Ciudad de New York el General José Antonio Páez. Contaba 83 años para ese 06 de mayo de 1873. Fue el más longevo  de todos los próceres de nuestra independencia y como tal quien más actividad   militar y política desarrollo.

Asistido por el Médico A.K Gardner, la causa de su muerte fue una bronconeumonía, enfermedad esta común en ancianos, probablemente adquirida en las semanas previas a su fallecimiento en el frio clima de Neoyorkino, durante   sus paseos acostumbrados por parques de la mencionada ciudad.   

Para el momento de entregar su vida, estaban a su lado, su hijo Ramón Páez Ricaurte y muchos emigrados políticos como él, la mayoría cubanos, que le amaron y le respetaron en vida, recordando la excelente disposición que mantuvo Páez, de obedecer la escogencia que de  él hizo  el Libertador Simón Bolívar, para conducir y mandar una expedición a Cuba, con miras a consolidar la independencia de esa isla caribeña y quisieron tributarle en sus últimos momentos una prueba de ese amor y  ese respeto que por tantos títulos  era acreedor el anciano General venezolano.

Su cadáver fue embalsamado gratuitamente por el doctor Francisco Gálvez.

En la prensa americana  de ese día  6 de mayo, aparece lo siguiente:

“…Murió pobre, emigrado de su país natal, del suelo que libertó con su pujante lanza, con el fuego de su corazón y con la energía de su espíritu ardiente como el sol que baña los inmensos llanos que fueron la cuna de este ilustre campeón de   la independencia americana; como si la Providencia hubiese querido recibirle en su seno maternal, en los momentos de su muerte, en la misma condición humilde y sencilla en que le dio el soplo de vida en la ignota y pobre villa de Araure…”

Del libro de Tomas Michelena Resumen  de la vida Militar y Política del Ciudadano Esclarecido  General José Antonio Páez (Tipografía El Cojo, 1899) extraemos lo siguiente: “… ayer por la mañana a las 10, los amigos personales del muerto, inclusive los doloridos, se reunieron en la última morada  de la Calle 20 del Este, para dar la  última  visita a sus restos. - A las diez y cuarto salió el féretro entre las lágrimas de los dolientes, y fue colocado en un sencillo carruaje tirado por dos caballos. Sobre el féretro había dos banderas americanas, una de las cuales hecha de seda y terciopelo y hermosamente bordada en plata y oro, había sido presentada por el propio General Páez al Mayor A.E. P. Green quien comandaba la tropa que  escoltó al caudillo   al buque que lo llevó a Venezuela, en la primera partida de esta ciudad a su Patria… …El carruaje y el acompañamiento compuesto de una docena de coches, llegaron a la Iglesia  Católica  Romana de San Esteban (sic) a las diez y media de la mañana. Ya a esta hora estaba llena la hermosa iglesia por todas partes. El  féretro  fue llevado al pie del presbítero y colocado sobre unas andas a cuyos lados había seis candelabros con velas encendidas. Sobre el ataúd había cuatro guirnaldas de flores, mientras a la cabeza y pies estaban colocados en posición recta dos cruces de flores siemprevivas…”  
“…Posteriormente  fue llevados al Marbel Cementery y depositados temporalmente en una bóveda a la espera que el Gobierno y el pueblo de  Venezuela reclamaran los restos de aquel patriota para ser sepultados con honores militares…”

*Tataranieto del prócer

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