Thursday, June 25, 2009

EL GENERAL JOSE ANTONIO PAEZ VISTO POR SU TATARANIETO



LA SOCIEDAD VENEZOLANA DE PUERICULTURA Y PEDIATRIA
TIENE EL AGRADO DE INVITARLOS A LA CONFERENCIA:
“ EL GENERAL JOSE ANTONIO PAEZ VISTO POR SU TATARANIETO”
DICTADA POR EL DR. RAFAEL ARTEAGA
Fecha: Viernes 26 de junio de 2009
Hora: 7:00 pm
Brindis: 8:30 pm
Lugar : Auditórium Dr. Xavier Mugarra
Sede Principal SVPP
Caracas.

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Wednesday, June 24, 2009

Sin la Logística llanera del General José Antonio Páez, no se da la Batalla de Carabobo. Parte I


En referencia a la Batalla de Carabobo, los diferentes historiadores, autores, y estudiosos la ven cada quien desde sus puntos de vista. Sin embargo hay que analizar los antecedentes anteriores a ella, para poder comprender el esfuerzo logístico del General José Antonio Páez para poder alimentar y sostener a la tropa que intervendría en la acción bélica de Carabobo. Al arrear desde las sabanas de Apure para tales efectos cuatro mil reses, dos mil caballos de reserva y cientos de miles de arroba de maíz.


Es el escritor Robert Cunninghame Gran, quien nos deleita con su narración respecto de la maniobra ejecutada por el Centauro de los Llanos. Escrito este tomado de su obra José Antonio Páez, publicada en Londres en 1929.

CAPILUTLO XIV
El año de 1821 fue el más memorable en la prolongada lucha contra España.


La ocupación de Maracaibo por las tropas del General Urdaneta motivo una protesta por parte de los realistas, a lo que contestó Bolívar rompiendo el armisticio. Ambos bandos estaban preparados para reanudar las hostilidades y ambos se daban cuenta de que la suerte de Venezuela sería decidida en la campaña inminente. La reanudación de las hostilidades le fue impuesta a Bolívar, pues sus fuerzas acampadas en los llanos se encontraban agobiadas por el hambre y las enfermedades.


“es mi deber hacer la paz o pelear”, dijo, y como no había posibilidad de paz en esas circunstancias, comenzó al momento la campaña.


Las fuerzas españolas para esa época contaban unos quince mil hombres, pero estaban dispersas a través de todo el territorio. Su Comandante era el General Latorre, el mismo que en la conferencia propusiera ir a las regiones infernales para perseguir a todos los tiranos. Aunque competente como jefe, La Torre era inferior a Morillo, tanto en experiencia como en ingenio. Tenía su cuartel general en San Carlos, no muy distante de la ciudad de Valencia. Con él se encontraba el grueso de la infantería. La caballería, bajo el mando del General Morales, estaba estacionada en Calabozo, capital del estado Guárico. Por su parte, los patriotas tampoco permanecían ociosos.


Páez recibió órdenes de Bolívar de reunirse con él en su cuartel general en Guanare junto con todas las tropas que tuviera a su mando. Emprendió la marcha el 10 de mayo de 1821 con mil soldados de infantería y mil quinientos de caballería, llevando una reserva de dos mil caballos y cuatro mil reses.


Nadie que no haya llevado grandes manadas de caballos semiferinos o ganado semisalvaje por las llanuras puede tener la menor idea de la enorme dificultad de la tarea. Los animales no pueden ser llevados rápidamente, pues pierden su condición y se desmandan. Tienen que detenerse y pacer a intervalos y abrevar en sitios convenientes, pues los saltos abruptos de agua o los charcos fangosos son peligrosos para ellos. En todas estas ocasiones, los primeros dos o tres días existe la posibilidad de que haya una estampida.

Los peones vigilantes cabalgan bajo el sol que quema, la lluvia o el viento helado, sin perder de vista a la manada. No deben de gritar, agitar látigos ni ponchos, y han de evitar sobre todo el poner a sus caballos en súbito galope. Por la noche no deben encender cerillas, pues su llama podría alarmar al rebaño, y la alarma pronto se torna en fuga. Para hablar con un camarada, no hay que llamarlo, sino cabalgar hasta encontrarse a su lado y casi murmurar a su oído.


Los que duermen en torno a fuego de campamento deben mantenerlo mortecino, y no arrojar nunca a las llamas maderas verdes o ramas con hojas, pues crujirían y producirían combustiones súbitas, y entonces la manada, con un fuerte bufido, se pierde en la noche.


Cuando hay estampida los vigilantes de la manada deben de cabalgar como locos, con peligro de su vida, pues a veces montan caballos a media doma que apenas conocen el bocado. Por muy accidentado que sea el terreno u oscura la noche, han de avanzar agitando sus ponchos y látigos, gritando con todas sus fuerzas, echados sobre el cuello del caballo y esforzándose en desviar a los que van primero para así contener la estampida. Los caballos saltan en la oscuridad como los corceles de las valquirias, y a la luz de la luna tensan sus nervios bajo el látigo y la espuela.

Si un hombre cae delante del rebaño fugitivo, tiene muy poca oportunidad de volver a levantarse nunca después de que miles de cabezas de ganado han pasado sobre su cuerpo, demasiado enloquecidos con la excitación de su salvaje galope para ver nada. Si al fin a fuerza de duro cabalgar, se detiene la fuga, los jinetes rodean lentamente la horda de animales, alzándose de su grupo un melancólico canto que parece tener un efecto maravilloso para calmarlos. En cualquier momento pueden echar a correr de nuevo pero si empiezan a girar en círculo, fenómeno que los ganaderos llaman “miling”, no huirán otra vez, por lo menos la misma noche

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Tuesday, June 23, 2009

“Clarín Luminoso de Libertad”

Tomado de:
http://nuevaprensa.com.ve/content/view/23021/2/

por Antonio José Rodríguez


lunes, 22 de junio de 2009

Se cumplen 188 años de la esplendorosa victoria de Carabobo. Esta legendaria batalla se realizó el 24 de junio de 1821, y sirvió para liberar a casi toda la patria venezolana. Decimos que sirvió para liberar a casi toda la patria porque aún los españoles tenían algo de vida en Puerto Cabello y Maracaibo. La épica acción de Carabobo se escenificó en la llanura de Carabobo, cercana a la hoy industrial Valencia.


España, con justicia y razón, tiene su “Cantar del Mío Cid”, pero Venezuela y América Hispana, tienen su “Cantar de Carabobo”, su cantar de Boyacá”, su “Cantar de Pichincha”, su “Cantar de Ayacucho”, “Su cantar del Sucre Boliviano”.


Simón de América, Cóndor de Carabobo, organizó su ejército en tres divisiones: la primera al mando de José Antonio Páez, “Centauro de los llanos”, la segunda, al mando del guariqueño Manuel Sedeño, “El bravo de los bravos”, y la tercera, al mando del caraqueño Ambrosio Plaza. También se inmortalizaron en Carabobo, la Legión Británica, comandada por el valiente Inglés Tomás Fariar, el margariteño Santiago Mariño, el barinés Pedro Briceño Méndez, el porteño Bartolomé Salom, los caraqueños Juan José Conde y Diego Ibarra, el cojedeño José Laurencio Silva, los guariqueños Juan José Rondón y Julián Mellado y el glorioso Pedro Camejo, conocido en la historia como “Negro Primero”. El Irlandés Daniel Florencio O' Leary, con apenas 19 años y edecán de Bolívar, dio lecciones de valentía y de camaradería internacional.


La gesta de Carabobo tiene muchas anécdotas, sólo destacaremos a dos: En plena pelea, Páez ve al Negro Primero cabalgando hacía él, como si huyera. Páez le grita: ¡Por qué huyes cobarde? ¡vuelve a la batalla! y hazte matar, Negro Primero,valiente y fiel le replica, General, vengo a decirle adiós, porque estoy muerto ¡Jinete y caballo se desploman...Pero los corazones patriotas lloran de dolor.


En la Batalla de Carabobo, Julián Mellado, guariqueño, nativo de El Sombrero, peleaba al lado de su paisano Juan José Rondón y atacó una columna realista con la brava expresión; “Compadre, delante de mí, la cabeza de mi caballo”. Poco después, Mellado caía acribillado de muchos balazos.


El campo realista o español estaba dirigido por el General Miguel de la Torre, comandante Tomás García y el feroz Francisco Tomás Morales. El Laurel de Carabobo, prácticamente, selló la independencia patria, pero Puerto Cabello, Coro y Maracaibo, aún se mantenían bajo el dominio español. Después de la derrota de Carabobo, la Torre, refugiado en Puerto Cabello, con un ejército de 1.220 soldados, tomó a la Vela de Coro el nueve de enero de 1.822 y luego ocupó la provincia coriana. Carlos Soublette, del banco patriota, rescata a Coro el 23 de julio de 1822, pero Morales, nuevo Capitán General, tomó nuevamente a Coro el tres de diciembre de 1822. Coro estuvo breve tiempo bajo dominio realista, pues fue recuperada por el Coronel Reyes González. El 07 de septiembre de 1822, Morales ocupó a Maracaibo, donde los patriotas dirigidos por José Padilla derrotaron a los españoles comandados por Ángel Laborde. Después de esta heróica acción, Morales firmó con José Padilla y el General Manuel Manrique, orgullo de Cojedes, la Capitulación de Maracaibo, el tres de agosto de 1823. El último Capitán General se embarcó para La Habana, el 15 de agosto del mismo año.


Calzada, gobernante militar de Puerto Cabello, no reconoció la Capitulación de Maracaibo, pero Páez, “León de Payara”, que tenía sitiada la ciudad, la tomó el ocho de noviembre de 1823. Todo el territorio nacional quedó liberado del tirano imperio español.


Carabobo simboliza para Venezuela el clarín luminoso de libertad, pero Carabobo es hijo inmortal del lauro dorado de Manuel Piar en la epopeya de San Félix, librada en Chirica, el 11 de abril de 1817.




Miembro de la Federación Nacional de Escritores de Venezuela
Miembro de la Casa de la Cultura Ateneo de Ciudad Guayana.

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Thursday, June 18, 2009

JOSÉ ANTONIO PÁEZ 219 años De su nacimiento

Omar Lares






JOSÉ ANTONIO PÁEZ sigue prevaleciendo entre los historiadores como el más grande combatiente militar venezolano. ¡Militar de los de antes! La gloria la conquistó después de sus heroicas incursiones en Mata de la Miel, Yagual, Mucuritas, Las Queseras del Medio y Carabobo. De su nacimiento se cumplieron 219 años el pasado sábado, sin pizca de señalamiento oficialista alguno. Páez es el grande de los grandes de nuestra independencia que no gusta al Presidente Chávez y es posible que a ello obedezca la ausencia del gobierno en la evocación efemérica. Chávez hasta sugirió, una vez, sacar sus restos del Panteón Nacional. Páez murió a los 83 años, en Nueva York, y tendrá que ser referido también como el primer Presidente republicano de este país. Arrechísimo fue Páez, de carácter y como guerrero. ¡


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Monday, June 15, 2009

Para Alejandro Rossi ( General José Antonio Páez )


Tomado de:
http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/8267796.asp
Román José Sandia
Lunes, 15 de junio de 2009
En estos tiempos del desprecio a la inteligencia, los venezolanos hemos visto morir a grandes hacedores de la cultura en medio del más oprobioso silencio oficial. La reciente desaparición de Alejandro Rossi ha tenido el mismo trato. Se suma al expediente de mezquindad del régimen chavista: ni una esquela de condolencia, ni una declaración, ni una corona de flores, ni una palabra de recuerdo provenientes de las oficinas públicas.


En los cuarenta años democráticos (1958-1998), la cultura venezolana vivió el esplendor del mecenazgo estatal. Quizás se cometieron errores, pero las instituciones culturales estuvieron al servicio generoso de las artes. Los museos eran casas abiertas. Las editoriales del Estado no eran manejadas con criterio excluyente ni sus librerías eran promotoras de un solo pensamiento. A ningún ateneo se le despojó de su sede en retaliación por dar cabida a alguna actividad política de oposición. Las mejores películas venezolanas fueron financiadas por aquellos gobiernos sin exigir a cambio genuflexiones ideológicas.


Qué podrá decirse del actual aparato cultural en manos del chavismo. Sólo unos pocos funcionarios muestran amplitud, sobreviven en medio del sectarismo que usa listas negras para negar trabajo, financiamiento o simples trámites de documentos a los ciudadanos que no se visten de rojo.


Ese fanatismo es el que ha negado honores a los grandes artistas fallecidos en los últimos años. La lista incluye a Arturo Uslar Pietri, Juan Liscano, Salvador Garmendia, Eugenio Montejo, para sólo mencionar a cuatro autores de novelas, cuentos, ensayos y poemas imprescindibles para nuestra cultura.


Claro, fueron escritores valientes y dijeron en su momento lo que pensaban sobre el desordenado despotismo que vivimos. No se callaron como otros, para que los lectores de éstos experimentaran la perplejidad por su silencio o, peor, el estupor por su cobarde adulancia.


Para Alejandro Rossi (1932-2009), nacido en Florencia de padre italiano y madre venezolana, filósofo, profesor, narrador y ensayista, orgulloso venezolano y mexicano, autor de una concisa pero grande obra, tampoco hay homenaje oficial. Él no cerró su boca ante el desempeño del teniente coronel Hugo Chávez, advirtiendo desde antes de su ascensión al poder, que “nada justifica arriesgar la democracia, condición necesaria de cualquier solución”.


Ahora el mejor homenaje que le podemos hacer sus paisanos venezolanos es leer los libros que escribió. Y así extasiarnos con su prosa límpida que reúne clara exposición y arte. Sus obras van desde la lógica de “Lenguaje y significado” (1969) hasta la tersa y memoriosa “Edén” (2006), una novela dedicada a sus días de infancia.


El ya mitológico libro “Manual del distraído” recoge sus colaboraciones en la revista “Vuelta”, hechas gracias a la invitación de su amigo Octavio Paz. Allí se mezclan la narración y el ensayo para armar unos textos en realidad magistrales, que no dejan indiferente a ningún lector. En los depósitos de Monte Ávila quizás queden todavía, escondidos entre tanto panfleto jalamecate de Fidel Castro y/o Chávez, algunos ejemplares de la modesta edición que publicara la editorial en 1987.


Después vinieron “La fábula de las regiones”, “Un café con Gorrondona” (mi segundo favorito después del “Manual” por, entre otras cosas, su extraordinario empleo de la ironía) y “Cartas credenciales”. En este último se ocupa de sus recuerdos de vida pero también de algunos creadores mexicanos y sus obras para entregarnos amenas reflexiones sobre la música, la literatura, la fotografía, la arquitectura y la pintura.


De porte elegante y expresión gentil, Alejandro Rossi no era un intelectual de cóctel y circunstancia. No le rehuía a la discusión. En los últimos tiempos, no se frenó para enviar alguna carta y diferir de un colaborador de la magnífica revista mexicana –su casa- “Letras Libres” (¿Cuándo podremos volver a disfrutarla en papel? Gracias a las complicaciones del control cambiario sólo podemos leerla por Internet). Alguien podría pensar que por estar en las alturas, Rossi -afortunadamente consagrado en vida- no debería bajar a polemizar con los mortales.


En “Guía del hipócrita” (en “Manual del distraído”) escribió: “Ahora bien, seamos sinceros y reconozcamos que el Gobierno de la Unidad Popular era un caos, aquello económicamente no tenía ni pies ni cabeza, un juego que satisfacía impulsos morales, manías igualitarias, pero el país mientras tanto se arruinaba. Una especie de festival ético –hermoso, desde luego- aunque con las horas contadas. Por Dios, nada contra Allende como persona, salvo sus sueños. Seamos sinceros, Chile estaba en bancarrota. Éste es el dato fundamental”.


Por decir cosas como ésta, a Rossi no lo puede homenajear el régimen chavista. Hay otra razón -que a lo mejor no se le ha escapado a algún obsecuente funcionario-, era descendiente de un verdadero General en Jefe: José Antonio Páez.


mailto:rjsandia@hotmail.com%20

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Sunday, June 14, 2009

Hoy es el natalicio del verdadero Libertador de Venezuela.(General José Antonio Páez) II Parte




Tomado de:
http://foro.loquo.com/viewtopic.php?f=9&t=190402


GLORIA AL GENERAL JOSE ANTONIO PAEZ, EL CENTAURO DEL LLANO, EL VERDADERO LIBERTADOR DE VENEZUELA


Por scdº
El Dom Jun. 14, 2009 3:30 am

Llamado el Centauro de los Llanos. Vivió José Antonio Páez más de la cuenta: Héroe, Caudillo, Presidente, cárceles, exilios, glorias, triunfos y derrotas, pasión venezolana del siglo XIX y de este tiempo, sigue su nombre en la brasa histórica del pueblo.


Nacido a finales del siglo XVIII (13-06-1790) en la tierra llanera en donde la inmensidad obliga a pensar en y para la libertad, en donde el verbo abrazado de la palabra humilde vuela por la inmensa sabana. Esa cuna será Curpa, actual territorio del Estado Portuguesa y viviendo más de la mitad del siglo XIX (06-05-1873), fallece a los 83 años, muy lejos de su extenso llano, de lo cálido de su tierra telúrica y de sus compatriotas, en una ciudad ya cosmopolita como era Nueva York.


Sus restos fueron repatriados y sepultados en el Panteón Nacional un 19 de abril de 1888. Este hombre quien en su tierra grande, que él ayudó a crear, fue General en Jefe en la guerra nacional de independencia, que para alguno no fue más que una guerra civil, esa guerra no comprendida por el pueblo, que al principio lo llevó a seguir a un realista llamado Boves y después a un centauro patriota de nombre José Antonio Páez.


Presidente de la nueva república en tres ocasiones (1830-1834, 1839-1843, 1861-1863). Fue el hombre clave en la separación del Departamento de Venezuela de la República de Colombia en el año 1830.
Este hombre será digno de admiración para todas las generaciones futuras de venezolanos, que lo ubican en su justa y objetiva manifestación de la historia chica y grande, sobre todo en el imaginario colectivo y en la sabiduría popular que lo ven como hombre, hijo del pueblo e inculto, en contraposición con aquellos que nacieron en cuna de oro.

Es de admirar lo logrado por el “taita Páez”, que a pesar de su origen humilde, de escasa formación educativa y epiléptico (él lo llamaba, ataques de emoción) llegará donde llegó; además de guerrero y Presidente fue amante de la música (instrumentista, cantante, compositor) y del Teatro (en su casona valenciana interpretaron obras como Hamlet), hablar otras lenguas y desarrollar una cultura general propia de un hombre del siglo XIX, cuando muchos de sus compatriotas pensaban como ilustrados del siglo XVIII.


Fue General en Jefe del Ejército de Venezuela. Fue Presidente de Venezuela en tres periodos. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 19 de abril de 1899.

Con fecha de 1865 se mandaron acuñar monedas con valor nominal de 10 reales en la Casa de la Moneda de París, en cuyo anverso esta la efigie del General José Antonio Páez. Curiosamente esta moneda nunca círculo y fueron mandadas a fundir se presume que se salvaron unas 200 unidades.

La república emitió un billete con la efigie del General José Antonio Páez con valor nominal de 20 bolívares de 1974 fecha de su primera edición hasta su última emisión en 1998 y su posterior salida de circulación.

En 1990 se acuño un a moneda conmemorativa de plata – cobre, cuyo valor nominal era de 500 bolívares con la efigie del General José Antonio Páez.
En 1990 se acuño una moneda conmemorativa de oro - plata, cuyo valor nominal era de 5000 bolívares con la efigie del General José Antonio Páez.

En los estados Apure, Miranda, Portuguesa y Zulia existen municipios con el apellido del Prócer de la Independencia José Antonio Páez:


Municipio Páez en el Estado Apure.


Municipio Páez en el Estado Miranda


Municipio Páez en el Estado Portuguesa


Municipio Páez en el Estado Zulia


En el estado Yaracuy existe el Municipio José Antonio Páez.

En el estado Apure en el Municipio Pedro Camejo se localiza la población de Puerto Páez.


En el estado Apure sobre el río Arauca esta el Puente José Antonio Páez.


En el estado Táchira se localiza la Central Hidroeléctrica General José Antonio Páez en la población de la Piedra.


En el estado Carabobo en la ciudad de Valencia está localizado el Museo Histórico Casa Páez en la que fuera la casa del Ilustre Prócer. También en esta ciudad tiene su sede la Universidad José Antonio Páez, fundada el 17 de septiembre 1997.


En el estado Portuguesa en la ciudad de Acarigua se localiza el Estadio José Antonio Páez.


Una de las principales autopistas del país lleva su nombre “Autopista José Antonio Páez”.


En Caracas capital de la República se encuentra localizada la Plaza Páez en la urbanización El Paraíso.


En Caracas existe la Avenida José Antonio Páez.


Me parece una grosería, la descalificación sistemática que hace el presidente Chávez, a nuestro “centauro”, “el Aquiles de América” como lo llamó alguno, “el catire” o el “taita” como lo llamó el pueblo llano que lo acompañó en sus hazañas a lo largo y ancho de nuestra patria.


El verdadero fundador de la Venezuela Republicana es el general José Antonio Páez, en una patria donde estaba todo en ruinas y, desafortunadamente, eso no se le reconoce a este líder. Por ello, hoy declaramos al General Páez como el Verdadero Libertador de Venezuela.

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Hoy es el natalicio del verdadero Libertador de Venezuela(General José Antonio Páez). I Parte



Por scdº
El Dom Jun. 14, 2009 3:18 am


Hace 213 años nació en Curpa (cerca de Acarigua) el hombre que verdaderamente batallo cuerpo a cuerpo contra los españoles para Libertar a Venezuela
En Carabobo Simón bolívar Ungiéndolo General en Jefe le dijo "...GENERAL PAEZ EN SU LANZA NACIÓ LA LIBERTAD DE VENEZUELA..."

El General José Antonio Páez jamás rehuyó una batalla, ni se refugió en ninguna colina a ver el desarrollo de las batallas, ni se puso a perder el tiempo escribiendo necedades ni carticas, El General José Antonio Páez salió a dar el todo por el todo y fue premiado por la Patria como presidente de Venezuela durante tres períodos.


Con verdadero valor e inteligencia se opuso a que entregáramos nuestra Patria ganada en justas batallas frente a los opresores españoles a una coalición imaginada por Bolívar, que en la locura causada por las enfermedades y el Láudano que lo enviciaba, trato de entregarnos a una utópica Gran Colombia que nadie en América deseaba

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Saturday, June 13, 2009

Un día como hoy nació José Antonio Páez

Tomado de:
http://diariodelosandes.com/content/view/82733/105696/


Escrito por Américo Betancourt Lobo*


Sábado, 13 de junio de 2009


El Catire Páez" como se le llamaba, nació en Curpa, en el cantón de Araure, estado Portuguesa, el 13 de junio de 1790. Sus padres, naturales ambos de San Felipe, estado Yaracuy fueron Victorio Páez y María Violante Herrera. A los 17 años su madre lo encarga de una misión en Patio Grande, cerca de Cabudare, éste llevaba una espada vieja, algunos pocos pesos. De regreso, cuando pasaba por Mayurupi, lo asaltaron 4 forajidos, pero al salir Páez en su defensa se defendió. De regreso a su casa se encontró con Manuel Pulido, rico hacendado ganadero de Río en Barinas y con él consiguió trabajo como obrero y allí aprendió a ser llanero (montar a caballo y amansar toros).

De allí estuvo y peleó en varias batallas como la de Mucuritas, el Paquey.

Estalla la Revolución y Páez empieza a participar y a pelear por la causa patriótica, después de ser oficial sigue asimilando cargos de su superioridad y el 24 de marzo es elegido Presidente de Venezuela, quien gobernó desde los años 1839 al 1843. Páez entrega a su sucesor.

Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 19 de abril de 1888.
*Cronista Oficial del Municipio Miranda

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Friday, June 12, 2009

Autobiografía del General José Antonio Páez


Portada de la Edición de 1946 de la Autobiografía del General José Antonio Páez, que reproduce la de 1867, elaborada New York por la Imprenta de Hallet y Breen 58 y 60 Calle Fulton. Tomos I, II. Para la Librería y Editorial el Maestro en Caracas Venezuela


Oscar José Márquez



Al cumplirse hoy 13 de junio de 2009 los 219 años del nacimiento del General José Antonio Páez, que viera la luz por primera vez en una humilde y tradicional vivienda llanera probablemente de bahareque y palma a la orilla derecha del río Curpa, cerca de la población de Acarigua, quien seria primero peón, luego un guerrero consumado, para posteriormente fundar la Republica de Venezuela y ser Primer Magistrado de la misma en varias oportunidades.


Nada mejor para su vida y honor que referirnos un tanto a sus memorias o autobiografía. Las cuales retoma el General Páez una vez más al salir nuevamente al exilio en el año de 1863, para no regresar jamás en vida a su amada patria. En su exilio se traslada a nueva York donde pasa cinco años de su existencia ordenando sus papeles e ideas para estructurar sus memorias o autobiografía.


Cuestión esta que no le era ajena en virtud que ya para el año 1827, le había entregado unos manuscritos a un oficial de origen polaco para que se editara en París unas memorias sobre la guerra de independencia siendo timado por este oficial quien fallece en París perdiéndose los referidos documentos.


Posteriormente con motivo de la batalla de los Araguatos el 10 de marzo de 1848; entre las fuerzas revolucionarias comandadas por el General Páez y las fuerzas que defendían el gobierno de Monagas a las órdenes de Cornelio Muñoz, al decidirse a última hora la batalla a favor de este ultimo. Páez procede a retirarse precipitadamente hacia territorio Colombiano perdiendo todos sus archivos y anotaciones sobre su vida.


Independientemente de las fallas de orden estructural o gramatical que pudiere tener la obra de José Antonio Páez, como señalan algunos de sus detractores. Esto no lo desmerita o deja de tener importancia por ser un testigo excepción, un actor de primer orden en los diferentes hechos, situaciones o circunstancias en la época de la independencia y en los primeros años de la Republica de Venezuela.


En esta autobiografía podemos observar el genio y la figura de su autor el General José Antonio Páez, a través de la descripción de los hechos, paisajes, narraciones e imágenes que nos presenta como un genuino y auténtico llanero que fue.


Nos atrevemos a señalar que el General Páez, no solo supero a sus adversarios en el campo de batalla de las confrontaciones bélicas y políticas sino que a su vez logro un triunfo en el campo de las letras al dejar por escrito plasmada su experiencia y el testimonio de sus hazañas, errores y sin sabores de una vida pública agitada en sus memorias las cuales todos los venezolanos deberíamos estar obligados a leer y consultar para comprender a este prohombre en su justa y verdadera dimensión.


El General José Antonio Páez, finalmente después de cinco años de un arduo trabajo en 1867 y luego en 1869 logra publicar en New York su autobiografía en la Imprenta de Hallet y Breen 58 y 60 Calle Fulton. En dos tomos contentivos cada uno de 576 y 485 páginas respectivamente.


En el primer tomo aparecen dos grabados en frontiscopio del General José Antonio Páez, uno en la anteportada con sus galones de General y el otro después de la página 177, este último grabado de su preferencia por representar al genuino hombre del llano, en su sencillo y tipo traje de las sabanas sin ningún tipo de investidura.


El General José Antonio Páez le dedica su Autobiografía a:


”... Venezuela con el cariño entrañable del más amante de sus hijos. J.A. Páez...”. Seguida de una introducción en la que explica las razones que le motivaron a redactarla señalando entre otras cosas:


“...va siendo costumbre y es deber de todo hombre que ha figurado en la escena política de su patria, el escribir la relación de los sucesos que ha presenciado y de los hechos en que ha tenido parte, a fin de que la juiciosa posteridad pueda con copia de datos y abundancia de documentos desentrañar la verdad histórica que oscurecen las relaciones apasionadas y poco concordes entre sí de los escritores contemporáneos...”


Señalando Páez a continuación:


“...he aquí porqué después de los afanes de una vida agitadísima, acometo hoy la empresa de abrir el archivo de mis recuerdos, de registrar los documentos que he logrado salvar de los estragos del tiempo y de las tempestades revolucionarias, y de ocuparme en fin en la penosa tarea de redactar lo que me dicta la memoria y me recuerdan dichos documentos...”


Seguidamente da una serie de explicaciones políticas y filosóficas respecto del sistema de organización político estadounidense y el aplicado en las ex colonias españolas. La posición frente a España después de la guerra de independencia. Para concluir su introducción recomendándoles a los venezolanos sus “... compatriotas...”:


“...que tengan valor y armas solo para una guerra extranjera...” y que trabajen con fé y devoción por el porvenir de la patria, que solo necesita paz y más que nada orden, para el desarrollo de todos los elementos de su prosperidad. Los cuales no la han tenido por motivo de su disidencia y anarquía:


“...que han asolado siempre países favorecidos por la mano del hacedor Supremo... ”, Frases está que no dejan de tener vigencia en nuestra Nación hoy en día. Firmando su introducción con fecha19 Abril de 1867, en New York.


En 1946, es reproducida nuevamente la primera edición de la Autobiografía del General José Antonio Páez, por H.R. Elliot &., Inc. De New York exclusivamente para la Librería y Editorial el Maestro de Caracas Venezuela a esta edición se le agregaron otra serie de fotografías del General José Antonio Páez, modificando así la primera edición incluyendo su portada.


En 1973, la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, con motivo de publicar su serie, Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela inicia su edición con el volumen 1 y 2 de la Autobiografía del General José Antonio Páez, Tomos I y II. Con una nueva reedición en 1987.


Para 1989, Petróleos de Venezuela publica una edición ilustrada de la Autobiografía del General José Antonio Páez. Adaptada y escritar: Autobiografía General José Antonio Páez, por Tomas Polanco Alcántara; Cronología vital del General José Antonio Páez, por Vinicio Romero Martínez E; ilustraciones del General José Antonio Páez, por Carlos Zerpa.


Bibliografía


Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Serie Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela. Vol. I: Autobiografía del general José Antonio Páez Tomo I y II, por José Antonio Páez. Caracas, 1987, 576 y 485 Páginas.


Páez José Antonio. Autobiografía New York: Imprenta de Hallet y Breen 58 y 60 Calle Fulton. Tomos I, II. 1867-1869

Páez José Antonio. Autobiografía. New York: H.R. Elliot & CO., Inc reproducción Para la Librería y Editorial el Maestro en Caracas Venezuela Tomos I, II. 1946

Páez José Antonio. Autobiografía. Adaptada y escrita por: Autobiografía General José Antonio Páez Tomas Polanco Alcántara; Cronología vital del General José Antonio Páez, Vinicio Romero Martínez E; ilustraciones del General José Antonio Páez, Carlos Zerpa. Caracas: Petróleos de Venezuela 1989

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Monday, June 8, 2009

En la más absoluta miseria en las inmensidades del Llano(General José Antonio Páez).


El paso de los Llanos, en 1819. Oleo Jesús María Zamora, 1910. 145x200 cm. Academia Colombiana de Historia, Bogotá



La guerra de emancipación en Venezuela fue un de las más sangrientas en la América española, por el comportamiento de algunos jefes realistas que conllevo a su vez a que Simón Bolívar, dictara su famoso decreto de Guerra a Muerte señalado por algunos autores como un documento terrible y cruel pero necesario para que los criollos se interesaran por la independencia y a su vez aterrorizar a los españoles.


Toda esta situación conllevo a un éxodo y desplazamiento de la población hoy día serian señalados desplazados como refugiados, desplazados muchos de estos migraron a los llanos a ponerse bajo el amparo y protección de Páez y otros jefes patriotas en la más extrema miseria.

Es el General Santander, quien nos refiere las condiciones de los patriotas en los llanos al señalar:

“...Durante la campaña de los llanos de 1816 a 1818 se hacia la guerra a los españoles con caballería y muy poca infantería. La movilidad del arma de caballería, la facilidad de atravesar a nado los ríos y caños crecidos, el conocimiento práctico del territorio, la abundancia de ganados que era el único alimento de las tropas, la carencia de hospitales, de parques y provisiones, daban a las tropas independientes ventajas muy considerables sobre los españoles...”


“...Los caballos y el ganado se tomaban donde estaban, sin cuenta alguna y como bienes comunes; el que tenia vestido lo usaba, el que no, montaba desnudo su caballo con la esperanza de adquirir un vestido en el primer encuentro con el enemigo. Habituados los llaneros a vivir con carne sola, y a robustecerse sufriendo la lluvia, no temían la falta de otros alimentos ni el crudo invierno de aquel territorio...”


“...Nadadores por hábito, ningún río los detenía en sus marchas; valerosos por complexión, ningún riesgo los intimidaba. De aquí puede inferirse que los oficiales, soldados y emigrados que no eran llaneros, pasaron trabajos y privaciones apenas concebibles...”


“...el reclutamiento se hacía siempre general de toda persona capaz de tomar un arma; nadie estaba exceptuado. Así fue que en los combates del Yagual y de Mucuritas tenían su lanza los abogados, los eclesiásticos y toda persona que podía usarla. Hasta el año de 1818 todos estaban forzados a vivir y marchar reunidos: militares y emigrados, hombres, mujeres viejos y niños, todos se alimentaban de una misma manera con carne asada sin sal, y todos iban descalzos...”


Tomado de:
Restrepo José Manuel Historia de la Revolución de la Republica de Colombia en la América Meridional. Paris: Besanzon imprenta de Jose Jacquin 1858. Págs. 308.

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Monday, June 1, 2009

Solo nos sostendremos con lanzas (Gral. José Antonio Páez)


Mural en la Casa Páez en la Ciudad de Valencia que representa la Batalla de las Mucuritas del 28 de enero de 1817

Oscar J. Márquez



Como señalamos en la publicación anterior a finales de diciembre de 1816 el Genera Pablo Morillo, se dirige a Venezuela junto a Latorre, presuntamente para batir al General José Antonio Páez, quien era el primero de los jefes rebeldes que se encontraba en posesión de las llanuras en su vía principal de aproximación a San Fernando de Apure y el centro de Venezuela.

El ejército de Morillo había penetrado a Venezuela con dos fuertes divisiones. La primera por Cúcuta, dirigida por el Coronel Calzada. La otra división, mandada por el Brigadier Don Miguel de Latorre quien había salido de Santa Fe de Bogotá el 16 de noviembre, partiendo posteriormente de Sogamoso el 6 de diciembre, atravesando la cordillera hasta Pore . Calzada y Latorre se reúnen en Guadualito, y emprenden la marcha con un ejército de cuatro mil hombres aguerridos, entre ellos mil setecientos de caballería, la mayoría de ellos llaneros, que comandaba el coronel Rámos. Sin embargo estos desconocían las posiciones ocupadas por Páez.


Páez a su vez se hallaba en Mantecal, y tenía concentradas sus fuerzas entre Arichuna y los Setenta a la derecha del Apure. El Ejército realista procedió a marchar el 27 de enero de 1817, hasta el pueblo de San Vicente por la misma orilla del Apure, dirigiéndose a San Fernando. Con la convicción según las informaciones dadas a Morillo de que Páez a lo sumo podría reunir doscientos o trescientos “...bandidos, hambrientos, desnudos y mal armados...”


La Batalla de Mucuritas



Sin embargo Páez, conocedor de esas extensas llanuras pensaba atraer a la fuerza expedicionaria a una sabana escogida de antemano por él y con este fin destino una columna de caballería para que observara a los realistas, y en caso de que fuse atacada y perseguida se fuese retirando para conducirlos a un punto seleccionado previamente.


Dicha columna era poco numerosa y Latorre la hizo perseguir pensando que no había más fuerzas enemigas. Así continuo la persecución, cuando inesperadamente al salir a una amplia llanura se le presento, el 28 de enero, todas las fuerzas de Páez, que ascendían a unos mil jinetes.


Latorre, ante los patriotas procedió a formar su infantería en columnas cerradas, cubriéndola con la caballería a la retaguardia y en sus alas. Páez, solo tenía jinetes armados de lanzas, algunas de las cuales eran del árbol llamado “Albarico”. Por lo que no podía exponerse a los tiros de la infantería realista, proponiéndose separar la caballería española de su infantería.


A tal efecto formo dos columnas poco fuertes y les ordeno atacar los flancos españoles, indicándoles a sus comandantes que se fueran retirando, para que los persiguieran los realistas y estas a su vez pudieran ser envueltas por otras dos columnas de caballería preparadas previamente con este fin. Esta sencilla pero magistral maniobra dio sus resultados.

Los escuadrones enemigos persiguieron a los patriotas fugitivos según ellos: separándose un largo trecho de su infantería y de repente los formidables escuadrones de Páez, volviendo caras, destrozaron en gran parte, o dispersaron a toda la caballería realista (llanera), compuesta por los criollos que mandaba Remigio Rámos; escapando solamente doscientos húsares europeos que avanzaban con menos ímpetu que los soldados de Rámos. Protegiéndose estos nuevamente bajo la línea de fuego de la infantería.

Seguidamente Páez, ordeno prenderle candela a la alta paja que cubría la sabana, la que estaba completamente seca por ser verano. Con cincuenta de sus hombres que había seleccionado y dispersado en ella de antemano con este objeto y a los pocos minutos estuvo incendiada toda la llanura. La infantería española se formó en cuadro para resistir a su vez los ataques de la caballería de Páez. Rodeados por esta, envueltos en fuego y humo, tuvieron la fortuna de hallar una vaguada en que la maleza estaba húmeda, metiéndose en ella Latorre con sus tropas y así poder salvarse de una mayor pedida a la ya sufrida. Era el primer revés sufrido del Ejército Expedicionario Español de Pablo Morillo.

Al amanecer del día siguiente Morillo se les incorpora para continuar la marcha protegiéndose por los bosques (matas o montaña para el llanero) de la ribera derecha del Apure hasta llegar a San Fernando, teniendo siempre a la vista la caballería de Páez. Los realistas habían perdido toda su maniobrabilidad y acción.

Páez por su parte quedo poseyendo todos los llanos mas allá de la ribera derecha del Arauca hacia los llanos del Casanare y del Apure con la entera libertad de caer sobre las llanuras de Barinas o de la Provincia de Caracas cuando así lo quisiera.

Sería el mismo Comandante del ejército Expedicionario realista Pablo Morillo, quien posteriormente señalara: “...catorce cargas consecutivas sobre mis cansados batallones, me hicieron ver que no eran una gavilla de cobardes poco numerosa, como me habían informado, sino tropas organizadas que podían competir con las mejores de S.M. El Rey...”


Aunque Páez, en su comunicación no le da los detalles a Simón Bolívar, en la acción bélica de las Mucuritas serán los propios españoles quienes se encargaran de reseñarlo para la gloria del Centauro de los llanos al utilizar este la táctica violenta y escocida de incendiar la sabana llanera para dispersar y quemar al enemigo encuentro este que duro siete largas horas ejecutándose solo a punto de lanza.


Presentamos a continuación una escueta narración escrita por el General Páez a Simón Bolívar del 17 de febrero de 1817. Desde su Cuartel General en el Caño del Rosario. En los Llanos de Apure informándole al respecto.


18 de febrero de 1817.


Excmo. Señor Jefe Supremo


“... si Boves destruyó en años pasados la República fue porque era dueño de todas las caballerías. Las circunstancias porque V.E. me invita a trasladarme de estos países a esos, para incorporarme y formar una reunión, me parece que ha variado. El aparato con que se anunciaba la venida de Morillo con sus tropas, es lo que puede haberla motivado, pero este bárbaro apenas trajo del Reino poco más de mil infantes, la mayor parte reclutas y 800 caballos, a pesar del aparato con que se anunciaba su venida y se creía positiva la destrucción de mi ejercito.

El 28 de enero último le hice ver la diferencia que hay de mis tropas a las suyas; la misma fama que el esparció de que venía a destruirnos nos alentó y nos preparamos a la defensa. Fui informado que los Brigadieres Latorre y Calzada habían ocupado a Guadualito y que el mismo Morillo en persona conducía a ejército: me puse en movimiento y tomé las medidas necesarias para destruirlo, a pesar de no tener todos los elementos suficientes para una acción decisiva.


Ya venían marchando sobre mis tropas que sitiaban a San Fernando de Apure, cuando montada perfectamente el ala izquierda de mi ejército, compuesta de 1.300 caballos, les Salí al encuentro en las sabanas de Margarita frente de Banco Largo ( Batalla de las Mucuritas): allí presentaron el combate con más de 1.000 infantes y 800 caballos; la acción duró desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde, en que destruida totalmente toda su caballería, y después de haber sufrido una gran pérdida su infantería, se retiro ésta en columnas sólidas hasta los montes de Apure, a cuyo abrigo se salvó el resto, quedando en nuestro poder más de 300 caballos de madrina, tres cajas de guerra con sus pitos, dos cargas de pertrechos, algunos fusiles y carabinas, multitud de lanzas, los equipajes que traían, multitud de prisioneros y el campo cubierto de cadáveres.


Unánimemente aseguraron los prisioneros que las fuerzas que acababa de batir era toda la que vino de la Nueva Granada mandada por Morillo, que había quedado sólo con cuarenta hombres de su guardia en un hato distante siete leguas de su campo de batalla. Dos días después repasó este cobarde el Apure, se reunió con los restos de su ejército en el Paso del Frio y de allí emprendió su marcha hacia San Fernando por las costas de los ríos de Apure y Apurito, sin que mis tropas se lo pudiesen estorbar por consistir en sólo caballerías.

Este ha sido el resultado de la primera campaña en Venezuela de Morrillo. He ofrecido a estos pueblos no desampararlos y sostenerme sólo con lanzas, mientras recibo los auxilios que he rogado a V.E. se sirva proporcionarme y que no me remitirá a la mayor brevedad, pues los momentos son preciosos y debemos impedir que Morillo, Calzada, Latorre y Gorrin, que están encerrados en San Fernando, se hagan de los pocos caballos útiles que hay de ese otro lado del Apure en las inmediaciones de Calabozo y San Jaime que debemos ocupar a toda prisa: mi permanencia en estos Departamentos es tan indispensable como que tengo diez mil caballos empotrerados, además de los en que se halla perfectamente montado el ejército y de otros diez mil o más que mantengo en las sabanas de estos vecinos, defendidos por mis tropas y que no puedo recoger con la precipitación que seria preciso si me pusiese en marcha para el lugar que V.E señala, y de los cuales el enemigo se apoderaría y estarían entonces por ellos las ventajas que ahora gozamos nosotros, no dudo un momento que V.E., que ansia tanto la salvación de Venezuela, me remitirá inmediatamente el auxilio de fusiles y municiones que pido, y que la Republica será libre dentro de muy pocos días, pues estoy seguro de destruir los enemigos de San Fernando que son los únicos que quedan. Tengo sobre dos mil mulas empotreradas pertenecientes al Estado y prontas para destinarlas a su servicio siempre que se necesiten. De nuevo encarezco a V.E. la remisión del auxilio que pido, como único medio para salvar tanto este ejército como el que está en esta plaza. El Capellán General del ejército, ciudadano presbítero Venancio Becerra, pasa cerca de V.E para que lo informe a la voz de las circunstancias y pormenores que V. E quiera saber sobre este ejército.

Cuartel General en el Caño del Rosario

José Antonio Páez


Tomado de
: Bolívar Epistolarios Bolívar-José Antonio Páez, José Antonio Páez-Bolívar. Caracas: Servicio Grafico Editorial S.A 1983. Págs. 220


Bibliografía

Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Serie Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela. Vol. 17: Juicios sobre la Personalidad del General José Antonio Páez, Caracas, 1974.

Bolívar Epistolarios Bolívar-José Antonio Páez, José Antonio Páez-Bolívar. Caracas: Servicio Grafico Editorial S.A 1983. Págs.

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