Thursday, November 27, 2008

LA GRATITUD DEL GENERAL JOSÉ ANTONIO PÁEZ


Elaborado en 1841 por Carmelo Fernández (sobrino de José Antonio Páez) 0,20 x 0,125


En 1813, un catalán avecinado en Guanare, Juan Rafarte, le salvó la vida al General Páez. Este no olvidó nuca aquel gesto del oficial realista, y más tarde la demostró su gratitud, intercediendo por él, como se puede leer en el documento que sigue. “El Centauro del Llano”, como todas las almas grandes y nobles, era agradecido.

Departamento de Venezuela.- Comandancia General.-Cuartel General en Maracay, enero 9 de 1824.

Señor Secretario del Interior:

En la ciudad de Guanare de este Departamento está avecinado el señor Juan Rafarte, oriundo de Cataluña. Hasta la rendición de Maracaibo permaneció bajo las banderas de su Gobierno, y bajo la garantía de la capitulación regreso a Guanare a ponerse a la cabeza de sus intereses y su casa que poseía desde los primeros años de su juventud.

Como por el decreto de expulsión de los españoles desafectos fue intimado a desocupar el país, quiero hacer al Gobierno una ligera observación fundada en el mismo decreto de expulsión. En uno de de sus artículos excluye a los que hayan hecho servicios notorios a la patria. El catalán Rafarte me tomó de la mano del cadalso en que me pusieron los españoles el año 1813, me restituyo la vida y me entregó a la Patria; por consiguiente, si mis servicios a ella son importantes, esos son los ha hecho el señor Rafarte, esos son los que yo alego en su favor, y esos son los que la gratitud me obliga a conservar en mi corazón y a publicarlos como un testimonio de mi reconocimiento.

Si el Gobierno quiere ver a un tiempo mismo con ojos benignos y justos este informe, yo me atrevo además a darle el nombre de recomendación muy particular, apoyándola con los servicios que he hecho en mi patria, aunque no han llevado otro interés que el amor a ella. Sírvase pues, V.S. pedir a mi nombre al Gobierno una declaratoria honrosa a favor del señor Rafarte, y el permiso para residir en Colombia bajo la garantía de sus leyes.

Dios guarde a V.S

José A. Páez

Demostraba así el héroe de las Queseras del medio su gratitud a quien le había salvado la vida, magnanimidad y nobleza de alma con este gesto hacia un realista enemigos en el campo de batalla peo hermanos en el campo del honor.
Referencia:
Manuel Pérez Vila: Pulso en la historia, la Gratitud del General Páez, en “El Nacional”, Caracas 11 de noviembre de 1971.

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Wednesday, November 12, 2008

EL GENERAL PÁEZ TRIBUTA UN HOMENAJE A LA MEMORIA DEL LIBERTADOR

Cuando habían trascurrido apenas dos años de la muerte del Libertador, el General Páez hizo una profesión de sincera fe bolivariana en su Mensaje al Congreso de 1833. Decía así el héroe de las Queseras:
“...No satisfaría el deseo más vehemente de mi corazón si en esta solemne oportunidad no excitase los sentimientos patrióticos del Congreso, para cumplir un deber en que se interesan el honor y la gloria nacional। Corresponde al Congreso decretar honores públicos a la memoria de los grandes hombres. Si es degradante el abuso de esta preciosa facultad, no puede dejarse de ejercer cuando la razón pública lo exige, porque se privaría a la nación del momento más excelso de su grandeza. La Nueva Granada, el Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, Estados que nacieron bajo la dirección del ilustre Libertador Simón Bolívar, la América y la Europa os indican al héroe cuya memoria debe consagrar el Congreso Nacional. Acciones grandes, esfuerzos magnánimos, sacrificios continuos, un patriotismo eminente, proezas singulares que forman la historia de este inmortal caudillo, y ha solemnizado la fama, desmerecerían sometiéndolos a una minuciosa relación. Hablo ante sus contemporáneos en el mismo seno de la patria que le dio el ser, testigo de sus hazañas. El nombre de Bolívar no puede pronunciarse sin admiración y merece todo nuestro respeto. Uniendo mis votos a los de mis conciudadanos ruego y encarezco al congreso decrete los honores públicos que hayan de tributársele...”


Mensaje del Presidente José Antonio Páez al congreso Nacional. Caracas, 26 de Enero de 1833. (Venezuela, Presidencia de la República: Mensajes Presidenciales, Tomo I, página 49. Caracas 1970)

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Saturday, November 1, 2008

El Bolívar de Páez Manuel Felipe Sierra

Tomado de El Nacional / Noticiero Digital
Octubre 31, 2008
El general José Antonio Páez, como se sabe, no es santo de la devoción del presidente Hugo Chávez. En su propósito de construir un relato histórico propio que le ofrezca sustento a su proyecto revolucionario se vale de la falsificación de hechos, la alteración de situaciones aunque éstas ya sean ampliamente conocidas en la historia y, por supuesto, la interpretación caprichosa y tendenciosa del pensamiento de personajes con actuaciones decisivas para perfilar la Venezuela de hoy.
Así como se abusa del culto zamorano (magnificando el papel de Ezequiel Zamora en la Guerra Federal) se estigmatiza o se desconocen los méritos de José Antonio Páez como fundador de la República.
Chávez ha llegado en este camino, incluso, a plantear la conveniencia de desenterrar los restos del prócer del Panteón Nacional, como en una tardía revancha de honor bolivariano ultrajado.
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La excelente revista El Desafío de la Historia que edita Asdrúbal Baptista, y que cumple con éxito la tarea indispensable de refrescar nuestra memoria histórica, ha rescatado en su número 5 una entrevista que le hiciera el colombiano Teodoro Valenzuela a José Antonio Páez en Nueva York, en 1871, y dada a conocer por el escritor Antonio Narváez en la prensa bogotana en 1890. El texto reposa en el archivo de la Fundación John Boulton.
El caudillo llanero relata sus andanzas en el fragor de las batallas. Confiesa, por ejemplo, que en Carabobo “le templaban las piernas” y cuenta cómo logró “mojar” a 43 enemigos en las Queseras del Medio. En este sentido, son más que valiosos, oportunos, sus juicios sobre Bolívar. Valenzuela le pregunta: “¿Bolívar era personalmente valiente?”. Páez responde: “Sí, era muy guapo; no era más que se presentara el enemigo, sacaba su sable -Bolívar nunca usó espada- y entraba adelante como el mejor. Pero no era militar -agregó- no pensaba sino en batirse y batirse, y por eso muchas veces me perdió la tropa que yo había organizado”.
El escritor repregunta: “¿Cómo se explica, general -le dije una vez-, que Bolívar, que no era sino un ‘coronelito’ de milicias de Caracas, débil de cuerpo y tan joven, los dominó a ustedes, y sobre todo a los llaneros rudos y casi salvajes?”. “Mi doctor -contestó- porque el Libertador era muy grande”. Y quien responde no es propiamente un personaje menor en la epopeya de la Independencia.

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