Friday, February 27, 2009

GRATIFICACION MORAL


GRATIFICACION MORAL
E. D. Barrios O.
La gratificación es la "Recompensa pecuniaria de un servicio eventual". Cuando el premio no es en monedas y billetes ni por labores eventuales, sino por el trabajo derivado de nuestros cargos públicos o privados, la gratificación se convierte en intima y genuina satisfacción por el deber cumplido, por el logro aspirado o por la promesa honrada.

Esta gratificación será de carácter moral, e incrementa su sensación de recompensa y será aún más apreciada, en tanto corresponda al esfuerzo a dedicación exclusiva y a tiempo completo, o se corresponde con acciones por encima y más allá del llamado del deber. Será todavía más valiosa, cuando se actúa para acometer una eventualidad o emergencia en la que otras personas estén en peligro o estado de necesidad. En resumen parcial, la gratificación puede ser entonces material como inmaterial.

Para que esta sensación íntima sea legitima, se antepone la necesidad de aplicar la ÉTICA y de observar las leyes y los principios y valores morales, mismos que son los que la sociedad a la que pertenecemos ha adoptado y que ésta establece para regir nuestra actuación y para la evaluación de nuestra conducta. El mejor censor de ésta última es – indudablemente - nuestra propia conciencia, aunque no prive el juicio de los demás.

En general – según Maslow, Herlsberg y otros - todos los humanos en sociedad actuamos por el reconocimiento, por la aceptación y por el sentido de pertenencia al grupo. Unos le dan gran valor a este reconocimiento, y otros dicen darle poco o menor importancia, o al menos no lo expresan pública y abiertamente; pero, si obtienen algún logro, se sentirán orgullosos de exhibirlo y se valdrán de ello para su colocación y ascenso en la pirámide social, económica, política o militar, y esto es moralmente aceptable. La admiración y el respeto se generan natural y espontáneamente entre quienes son beneficiarios, y hasta en simples observadores, de la obra cumplida, y no se amerita de imposición de ninguna obligatoriedad de realizar acto alguno, sino que de manera espontanea y contagiosa se multiplica entre el pueblo.

¿Quién podría discutir o rechazar la celebración de la batalla de Carabobo, o los méritos militares y de estadista de Simón Bolívar, o la fecha de la firma del Acta de la independencia, etc.? Pudiera ser que por ignorancia o falta de instrucción pública, o de aquello que nos enseñaban en la - hoy convenientemente desaparecida de los pensa - asignatura llamada "Moral y Cívica", algún desaprensivo ciudadano olvidara o prefiriera alguna diversión frívola antes que rendir culto a la nacionalidad; pero, sería sólo eso, ignorancia o vicio público propio del modernismo, la transculturización o la malformación histórica e ideológica.

Lo ética y moralmente inaceptable – como injustificable - es enrostrarles a los demás la alegría indebida por el supuesto logro alcanzado cuando éste no se refiere a los valores y principios comúnmente aceptados, y peor si no son histórica ni jurídicamente aceptables, vale decir, anti constitucionales. A veces observamos que no son sino "Cuentas del Gran Capitán" donde no se corresponden con metas gerenciales y bien planificadas, y ejecutadas, sino mas bien hechas sin control ni auditoría y con abierta corrupción. En otros casos, ni siquiera se corresponden con costumbres propias de nuestra cultura. Me explicaré:

Vanagloriarse de haber dado un Golpe de Estado y de haber estado preso por ello (por cierto, en mejores condiciones y consideraciones que los presos políticos actuales) o de haber obtenido un maculado triunfo en elección amañada, viciada del abuso y el ventajismo; o celebrar con bombos y platillos inauguraciones de primeras piedras que nunca son culminadas y quedan en mera enunciación, pero se cuentan y se les imputan gastos incurridos sólo en la imaginación; o imponer aniversarios de eventos y héroes de dudoso prestigio como los 50 años de una revolución que consagra la más larga tiranía en el Caribe, promoviendo y permitiendo la exhibición de imágenes del Ché Guevara en Cuarteles, TSJ, AN y otras instituciones públicas, al lado de la de Simón Bolívar; forzar la historia para hacerla compaginar con sus propios valores o ideologías particulares, y para ello ofender, vituperar – en acto comunicacional, público y notorio - y profanar la memoria de quienes sí son verdaderos héroes de nuestra Independencia, reconocidos en su rango de General en Jefe en pleno Campo de Carabobo, por el mismísimo Libertador; orientar a los ciudadanos a adoptar al Ché como modelo de hombre, y en su lugar despotricar de quien nos dio la libertad, es como demasiado para dejarlo pasar sin respuesta.

Nuestros héroes fueron hombres de carne y hueso, aunque su accionar de demiurgos les haya conferido sitial en la gloria del altísimo tribunal de la Patria. Tuvieron errores y exhibieron las miserias humanas, propias de un hombre de su tiempo y su cultura. La de una Venezuela en primigenia elaboración republicana, gracias a su mejor criterio, su espada, su pluma y sobre todo a su sangre. Venezuela, como cualquier nación, exhibe con orgullo una historia escrita por estos hombres, que la sitúa al lado, con rango de igualdad inter pares, en el concierto de naciones. No hay en ello admisión de subordinación y ni siquiera de comparación forzada con otros héroes a quienes, de paso, Bolívar rindió admiración y respeto por considerarlos pro-hombres de la libertad d sus pueblos, como fuera - entre otros muchos - George Washington, Padre Fundador de la nación norteamericana.

Bolívar tuvo ciertamente un sueño, el de no sólo liberar como hizo a 6 naciones, sino unirlas en una gran nación suramericana para hacerle frente al poderío que avizoraba en el norte; pero, no con odio, sino con el reconocimiento de su capacidad creciente y el estudio precisamente de esos valiosos y pujantes hombres. Pensaba que si nos uníamos podríamos alcanzar capacidad negociadora y propender a la seguridad colectiva que ya vislumbraba como necesaria y conveniente. Pero, sus contemporáneos no tenían su genio, ni su grandeza, ni su preparación - aunque autodidacta de la mejor tutoría y mentoría posible - ni entendían su visión, y no la compartieron. Después de su muerte ésta no se materializó porque Páez vio en el accionar de Santander una amenaza antes que una oportunidad de cooperación y la cosiata valenciana dio al traste con la idea de integrar al Virreinato de Santa Fe (La Nueva Granada) con la Capitanía General de Venezuela, que de paso tenía una estructura y organización jurídica inferior a la del virreinato (no tenía audiencia real propia por ejemplo) y de Ecuador.

Una lectura más acuciosa de la historia nos permite ver un Páez como el más humilde, fiel y obediente colaborador del Libertador, quien también exhibe sus propios defectos y fallas, y aunque habría ordenado la separación ante informaciones de las andanzas de neogranadino Santander, ésta sería cumplida eventualmente por el León de Payara, quien carga con la responsabilidad hasta ahora. Un abrazo en Naguanagua, ante la inminente temida batalla entre estos padres fundadores de nuestra Venezuela, da cuenta del entendimiento de Bolívar de las razones de Páez, y de su cumplimiento de instrucciones.

NO obstante, a Páez se debe la organización primera de la naciente República, la cual gobernó tres veces y defendió hasta bien viejo, cuando acudía presto al llamado de su clarín, cada vez que ésta le llamaba। ¿Que tuvo errores? Sí …y muchos!; pero su saldo es positivo y seguramente mayor que el de los dudosos héroes que se nos quieren imponer। Venezuela no se hizo de ángeles, sino que se construyó con la amalgama de aciertos y derrotas de una pléyade de hombres y mujeres que bien se ganaron su lugar en la historia y así lo aprendimos, gracias a Dios, y no va a venir ningún Fidel, Chávez, o un Germán Arciniegas a despotricar de ellos sin que en su defensa se salga con el genuino orgullo de ser hijos de su gloria.

En cualquier caso, como venezolano, libre y patriota como el que mas, no comparto ni acepto la arenga de nuestro presidente despotricando y llamando " Traidor" al General en Jefe (uno de los sólo 7 de nuestra Independencia), el llanero José Antonio Páez, "El Taita", "El León de Payara", y
héroe indiscutible de Carabobo el 24 de Julio de 1.821.



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Wednesday, February 25, 2009

El General Páez Crea la Sociedad Económica Amigos de la República de Venezuela en 1829



El General José Antonio Páez siempre creyó en el desarrollo, y la reconciliación de la Nación venezolana muchos fueron sus esfuerzos en este sentido el presente decreto si lo confirma. Al convocar a diferentes personas de la sociedad de ese entonces a fin de trabajar por el desarrollo del país.


José Antonio Páez
(1829)
DECRETO


José Antonio Páez, Jefe superior, civil y militar de Venezuela,


Cuando los departamentos que el gobierno confió a mis órdenes y vigilancia gozan ya de perfecta tranquilidad, de orden y del reposo doméstico, debo dedicar todos mis desvelos a proporcionar a sus habitantes los medios eficaces de mejorar su suerte. El aislamiento de las luces y de los talentos del país en el recinto de las casas, o de pequeños círculos, a la vez que detienen el curso progresivo de los conocimientos útiles, no son por sí mismos benéficos a la dicha común. La empresa más popular, y de más conveniencia pública, es la de reunir los hombres de inteligencia, poseídos de amor patrio y de un espíritu nacional, bajo un instituto benéfico que procure el bien de todos, restablezca entre nosotros el amor al trabajo y nos estimule a tareas ventajosas y productivas.


Persuadido de estos principios he resuelto formar y establecer en esta capital una Sociedad Económica de Amigos del País, que en cumplimiento del capítulo 3º, artículo 16, de la ley orgánica de Educación Pública de 18 de marzo de 1826, promueva los progresos de la agricultura, del comercio, de las artes, oficios, población e instrucción. Esta sociedad no ejercerá autoridad alguna, ni se mezclará en la alta política del Gobierno. Su instituto se desempeña por la cooperación de sus miembros, sus suscripciones, sus tareas v patriótico entusiasmo en favor del país. Ella clasificará las secciones de sus trabajos, dispondrá la redacción de Memorias acerca de las materias de estos objetos, y de Cartillas agrarias, para difundir los conocimientos útiles: atraer a su seno las publicaciones de los países más ilustrados, los informes de las personas nacionales o extranjeras más instruidas en los procesos de las diferentes clases de industria, y en la economía política aplicada a nuestras circunstancias. Por medio de sus fondos se proporcionará semillas y plantas, utensilios, máquinas o sus modelos para distribuir junto con las instrucciones que requieran; hará ensayos prácticos; en fin, manejando con tino el resorte de los premios, e impetrando la protección del Gobierno, alentará los diversos ramos de industria que están ya establecidos o vayan planteándose en el país.


Tal es la obra que me propongo, como el garante más seguro de la futura prosperidad y riqueza de estas provincias: ella será en su origen la simple reunión de algunas personas amantes del país, pero con el tiempo vendrá a ser por los conatos y colaboración de sus individuos el gran instituto por donde se pueda formar una exacta idea del verdadero estado de nuestra civilización.


Con el objeto, pues, de plantear este importante establecimiento, invito y convoco a la casa de mí morada mañana a las doce del día a los señores que contiene la lista que sigue a continuación. En esta junta preparatoria se arreglarán por el voto de ella los pasos previos a la instalación solemne de la Sociedad, que se verificará por mí en la capilla de la Universidad central de esta capital el 28 del corriente a las doce del día, y bajo los auspicios del ilustre nombre del Libertador Presidente.


Caraqueños: al anunciaros este grandioso establecimiento me siento animado del placer más puro, y del más vivo interés, porque contribuyo del modo que me es dable a vuestro bien y felicidad.
Caracas: 26 de octubre de 1829.
José Antonio Páez
Lista de los individuos a quienes se cita y convoca.
Sr. Prefecto departamental, Sr. General Francisco R. Toro, Sr. Francisco J. Yanes, Sr. José R. Revenga, Excmo. Sr. Santiago Mariño, Sr. Juan de la Madriz, Sr. José Manuel Lizarraga, Sr. José Ventura Santana, Sr. Dr. José María Vargas, Sr. Pablo Gascue, Sr. General Juan Escalona, Sr. P. P. Díaz, Sr. J. R. Toro, Sr. Manuel F. Tovar, Sr. Presidente de la Corte Dr. Juan Martínez, Sr. Agustín Ibarra, Sr. Domingo Navas Spinola, Sr. Pedro Machado, Sr. Juan Rivero, Sr. José Gabriel Camacho, Sr. José Ignacio Díaz, Sr. Elías Mocata, Sr. Lorenzo Gedler, Sr. Juan José Echezuría, Sr. Dr. José A. Álamo, Sr. Bernardino Caballero, Sr. Dr. F. F. Paul, Sr. Dr. Tomás José H. Sanabria, Sr. Juan Tomás Zaldarriaga, Sr. José Luis Cabrera, Sr. José María Pelgrom, Sr. José Manuel Otero, Sr. General Lino de Clemente, Sr. José Antonio Rosales, Sr. Dr. Carlos Arvelo, Excmo. Sr. Juan Bautista Arismendi, Sr. Primer Comandante Miguel Rolla, Sr. Coronel Francisco Avendaño, Sr. Miguel Piña, Sr. Juan Manuel Cagigal, Sr. Vicente Aramburu, Sr. José María Rojas, Sr. Juan Nepomuceno Chaves, Sr. Francisco Gárate

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Friday, February 20, 2009

Andrés Eloy Blanco “los Tributarios”

Poema de Andrés Eloy Blanco “los Tributarios” en la cual le dedica una de sus estrofas a la Toma de las Flecheras acción ejecutada el 06 de febrero de 1818, que tanto asombro causaría al Libertador Simón Bolívar frente a un gran ejercito patrita en la que indudablemente demostraba su capacidad, y las acciones que está dispuesto a efectuar por la causa de la emancipación venezolana.



Los Tributarios
Siete caballos, como traílla,
sin rienda ni silla,
por siete caminos vienen en tropel;
como una traílla de grandes mastines,
espesos de espumas, de nervios, de crines,
los siete caballos llegan hasta él।

Él les ve llegar:
El primer caballo le ofreces sus ancas
para cabalgar,
el segundo, dale sus espumas blancas,
como las del mar,
el otro, en la floja nariz que palpita
le da un humo blanco con calor de hogar,
el cuarto se encabrita
y el quinto relincha, de azogue el ijar
y el sexto murmura y el séptimo grita
y el Orinoco es todo lo que llega al mar।
Los cuatro primeros
son la guardia de las Fuentes,
los Sacerdotes de la Palabra Secreta,
la trinchera del indio o, cuatro potros inmóviles
en las cuatro esquinas de su tumba abierta।
Guardajoyas del misterio:
el Caura y el Guaviare y el Vichada y el Meta,
antemurales de la Tradición,
caballos de San Marcos de los ríos de América।
El quinto es la piedra que va monte abajo,
potro desbocado, cola y crines negras,
piedra de diamante,
luminosa piedra।
Camino arduo de los Conquistadores,
zarzal de la limpia rosa misionera,
breñal por donde se mete
el Cristo buscando ovejas,
milagro de la Conquista,
Caroní, Bucéfalo de América।
Es sexto es un caballo alegre,
con el anca nevada de una garza llanera;
vio el engaño del Yagual
y la astucia de las Queseras,
buen amigo de Ulises, el Arauca de plata
fue el Caballo de Troya de los ríos de América।
Y el séptimo fue el río que bajó de los Andes
y cruzó el llano, espoleado por la Leyenda,
en el lomo le floreció un Centauro
injerto del tritón, que tomó Las Flecheras,
caballo del Prodigio, cimarrón de la Hazaña,
Apure es el Pegaso de los ríos de América...
Y a ti vinieron los siete caballos
y entraron los siete por tus siete estrellas
y tus siete heridas se te iluminaron
cuando detuviste tu carrera,
porque un hombre triste se aferró a tu lomo,
y sentiste sus manos fuertes como dos riendas
y marchaste con el hombre triste
que te pesaba como un mundo... ¡y tan pequeño como era!
y así fue que en tu espalda marchó Alonso Bolívar
y fuiste el Rocinante de los ríos de América...

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Wednesday, February 11, 2009

La Toma de las Flecheras II. Parte









Tomados de la obra Toma de las Flecheras 2004

Colección Biblioteca Nacional, Archivo Audiovisual de Venezuela, Caracas
Carmelo Fernández 1842; dibujada sobre piedra de 28 x 22cm.
Es la primera litografía de una acción bélica de la Guerra de independencia publicada en Venezuela por el Promotor en abril de 1843


Acción de la Toma de las Flecheras, 067 de Febrero de 1818


Por Oscar J. Márquez



Simón Bolívar se encontraba en gran incertidumbre por no vislumbrar la forma de resolver aquella situación de cómo pasar sobre el río Apure un gran ejército. El General Páez le instaba “... yo le animaba que se pusiera en marcha, asegurándole que le daría las embarcaciones necesarias. El me preguntaba: pero hombre, ¿Dónde las tiene usted?
- Yo le contesté que las había en el paso del río para oponérsenos.
- ¿Y de qué manera podemos apoderarnos de ellas?
- Con la caballería.
- ¿Dónde está esa caballería de agua? Me pregunto él, porque con la de tierra no se puede hacer tal milagro...”


Para el día cinco se habían concluido la remonta de la caballería que vino por el Orinoco y el Arauca. Ese mismo día se reunieron la Guardia de honor y el batallón de infantería de Apure, se distribuyeron a los oficiales de infantería los caballos, sillas, bridas y a las tres de la tarde partió el ejercito a San Fernando de Apure con el libertador y su Estado Mayor General, marchando hasta el anochecer y acampando en una sabana al este de San Fernando de Payara, donde levantaron el vivac.


El día seis en la madrugada nuevamente se inicio la marcha del ejército y a las diez de la mañana se llego al paso del Coplé o del Diamante, en el río Apure, a 1 Km., aproximadamente, al este de los muros de San Fernando donde ondeaba la bandera española. Era el único sitio por donde podían pasar los patriotas sin el riesgo de que los alcanzara el fuego de los cañones realistas ubicados en San Fernando.


El ejército quedó detenido: no podía pasar el río por falta de embarcaciones, las cuales se encontraban del otro lado del rio, algunas de ellas amarradas frente a la ciudad fortificada. El ancho del río en ese lugar es de 700 metros aproximadamente, con una velocidad en sus aguas de 4 millas por hora (7,4127.Kms por hora) el cual a su vez estaba infestado de caimanes y sus aguas aun estaban un tanto altas.


Es el mismo General Páez es quien nos narra al respecto en su autobiografía: “...una milla antes de llegar al río se le suplico que hiciera alto con el ejecito para sacar de él la gente con la que íbamos a tomar las lanchas enemigas y todavía le parecía que todo aquello era un sueño o una broma, sin embargo, procedió a mis deseos...”


Páez tomó cincuenta hombres de la guardia de su caballería, entre ellos Aramendi, Genaro Vásquez, Cornelio Muñoz, Pedro Camejo (el Negro Primero), Juan Carvajal, Felipe Mauricio Martin, José de la Cruz Paredes, José María Briceño Méndez, Pedro Pérez, Antonio Romero, Juan José Rondón, y otros que se pierden en el anonimato de la historia, todos jinetes en briosos caballos sobre silla fuerte, que quitaban sin desmontarse, junto a sus cinchas y gruperas, al igual que sus calzones; en las bocas las lanzas, sus espadas estaban sujetas a la espalda o colgadas al cuello, se lanzaron al río nadando con un brazo y acariciando con la otra los cuellos de sus caballos a la vista del ejercito.


A una distancia de 400. Metros sorprendieron a las embarcaciones españolas. Los realistas no salían de su asombro, que no podían imaginar tal situación, reaccionaron efectuado varias descargas de mosquetería y algunas de cañón sobre las cabezas de los hombres y caballos que remontaban la corriente, sin darles en su humanidad. El pánico y el caos se apoderaron de los españoles, quienes se arrojaron de los barcos que estaban amarrados al río para ganar a nado su orilla, abandonando las flecheras y cañoneras al garete.


Los intrépidos llaneros se montaron sobre la grupa de los caballos, impulsándose para abordar las flecheras, guiados por su jefe el taita Páez. Así se apoderaron de ellas encontrando solo una mujer que había disparado contra los asaltantes el último cañonazo. Catorce flecheras dos cañoneras y otras embarcaciones menores fueron capturadas. “...Asombrado Bolívar, dijo que si él no hubiera presenciado aquel hecho nadie habría podido hacérselo creer...”


El mismo general Páez señalo en su autobiografía que la misma partida de jinetes corrió a ponerse al frente de San Fernando para impedir la salida de cualquier realista que fuese a dar parte a Morillo de lo sucedido.


El ejército patriota procedió a acampar en la sabana de la rivera derecha del Apure. La caballería del General y la infantería de la guardia iniciaron el paso; Bolívar mandó a parlamentar en la plaza. Intimando a la rendición de la misma: “...el ejercito libertador de Venezuela debe tomar a San Fernando dentro de veinticuatro horas, este término debe bastar a usted para resolver a entregarse o morir...”


Esta acción sin igual sorprendió a los realistas, neutralizándolos, ya que no utilizaron sus fuerzas sutiles que apoyadas por la guarnición de San Fernando ni siquiera hostigaron el paso del ejercito patriota por el Apure. El camino estaba expedito hacia Calabozo con un gran ejército integrado por más de cinco mil efectivos el primero de su índole que se constituía con tan cantidad de efectivos desde 1810, estructurado bajo el mando único de Bolívar que lograrían sorprender a Morrillo en Calabozo con su Estado Mayor. Pero no abatirlo por errores tácticos al no sitiar la ciudad como debió de ser, permitió que este se escapara con su Estado Mayor y la guerra se prolongara por varios años más.


Bibliografía

1. Documentos de la Libertad. Oficio de Bolívar para Páez del 15 de enero 1818.. Caracas: servicio Grafico Editorial S.A tomo 14, Pág. 12
2. ____________oficio de Bolívar para el Gobernador de Angostura del 4 de enero de 1818, Caracas: servicio Grafico Editorial S.A tomo 14 Pág. 27
3. Márquez Oscar J. La Toma de las Flecheras Caracas: IMARLITI, CA, 2004
4. Páez José Antonio. Autobiografía. Caracas: Academia Nacional de la Historia, Italgrafica 1987
5. Vowell Richard. Campañas y Cruceros. Caracas: Biblioteca de la Academia de la Historia 1973.

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