JOSÉ ANTONIO PÁEZ DIPLOMÁTICO
Rafael Arteaga Romero *
Mucho se ha escrito sobre diversas facetas que caracterizaron
la vida de José Antonio Páez, pero pocas veces se ha hecho mención de las
habilidades del mismo para desempeñar complejas y delicadas funciones en
el mundo diplomático.
Dejando atrás los años mozos, vividos para guerrear, se
suscita un cambio radical en la mentalidad del General, convertido en un
partidario férreo no de la lanza y la espada, sino de la armonía y el
entendimiento entre los militantes de las diversas tendencias políticas y también
con aquellos países, con los que la naciente república por él fundada llevase
relaciones a veces no muy armoniosas.
En este sentido y en carta enviada desde Nueva York a uno de
sus más cercanos colaboradores, Pedro José Rojas, le ratifica su repudio a la
guerra como instrumento para remediar los males de la patria. Había que,
escribía Páez “cambiar las bases de la sociedad, mejorando su calidad, evitando
gastar tanto dinero en ejércitos y crear pueblos industriosos con dedicación
con dedicación al trabajo y a otras costumbres de países civilizados”.
El año 1859, siendo Presidente de la República Manuel Felipe
de Tovar, se presentó un serio problema diplomático debido a las pretensiones
del Encargado de Negocios de España, Eduardo Romea, quien solicitó a Venezuela
que aceptara indemnizar a un grupo de 70 ciudadanos españoles que
alegaban haber padecido daños económicos secundarios a las acciones de guerra
que ocurrían en el país.
Al negarse nuestra república a tales pedimentos, Romea
anuncia que las relaciones entre ambos naciones se romperían y decide abandonar
el suelo patrio a bordo de la nave “Blasco de Garay” que conjuntamente con el
buque de guerra “Habanero” habían ocupado el puerto de La Guaira con fines
intimidatorios el 10 de septiembre de 1860.
El gobierno decide iniciar conversaciones directamente en
Madrid con las autoridades locales y envía para ello con carácter de Ministro
Plenipotenciario a Don Fermín Toro y al diplomático Don Mariano Palacios.
Igualmente decide el Presidente Tovar, informar a los gobiernos de países
amigos, las amenazas de las que ha sido objeto.
Piensa designar a un funcionario especial para tratar el tema
con los Estados Unidos. Sabedor de que “ninguna persona mejor que Páez había
recibido en ese país demostraciones y señales de aprecio” no tarda en
designarlo Ministro Plenipotenciario de Venezuela (14 Sept 1860) para realizar
tales gestiones ante el gobierno del Presidente James Buchanan.
Este recibe en Washington la Cartas Credenciales de Páez,
quien 2 días después se entrevista con el Secretario de Estado Lewis
Cass, al cual le solicita ayuda para que todo retorne a la senda pacífica de la
que nunca debió salir. Ante los diligentes y buenos oficios del veterano prócer
llanero, quien ya se expresaba en el idioma inglés el propio Presidente
Buchanan, diplomático de experiencia, manifiesta rechazar todo intento de
influencia europea en Hispanoamérica
Páez tuvo la habilidad de mostrar sus convincentes argumentos
al entrevistarse también con el Ministro español en Washington, Gabriel García
de Tessara, el cual prometió interceder ante el gobierno madrileño con tal los
Estados Unidos no tomaran acciones en el caso planteado. La Cancillería
venezolana a través de Páez, quiso dejar constancia de no haber pedido la
mediación activa del país norteño sino solo sus buenos oficios, al igual que se
les solicitó a otros países.
Poco tiempo después de estas delicadas entrevistas, Páez se
anota un triunfo como activista de la diplomacia, al aceptar España de
abstenerse de todo acto hostil contra Venezuela, quedando esto plasmado en un
tratado entre ambas naciones, rubricado el 12 de Agosto de 1861 en Santander.
El General había vivido una particular y singular
experiencia, primera para él en esos avatares de la diplomacia internacional,
abriéndole un escenario político y cultural novedoso y enriquecedor; tanto así
que el Presidente venezolano Manuel Felipe de Tovar, “no solo resolvió mantener
a Páez al frente de la embajada venezolana en Washington, sino que llevó con él
activa correspondencia acerca de la situación anormal del país y le invitó
particularmente a restituirse al seno de la patria…” (F. González Guinán, Hist.
Contempor. de Vzla, tomo 7, 210).
Para Enero de 1861 y ante la buena evolución de las
conversaciones en la capital ibérica, que hacían ya innecesaria la continuidad
de Páez en la misión diplomática asignada al mismo, este decide presentar
renuncia a su cargo ante la cancillería venezolana, regresando al país el 14 de
marzo de 1861. Caracas toda le brindó una merecida bienvenida y entre banderas,
cohetes, lindas damas en ventanas llenas de flores y calles engalanadas, la
patria agradecía la defensa territorial que una vez más, cubría de gloria al
prócer de siempre, el General en Jefe José Antonio Páez
Bibliografía consultada
1)-F. González Guinán, Historia Contemporánea de Venezuela,
Tomo VII.- Edit. Edime, Ccs.
2)-Funcionarios diplomáticos de Vzla, tomo III,vol7. Archiv.
Ministerio de Relaciones Exte
3)-Polanco Alcántara, T..-J.A.Páez Fundador de la República.
Ediciones GE, 2000
(*)Médico,historiador y tataranieto del prócer
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