Tuesday, March 31, 2009

El General Páez. Seria hoy un campeón de los toros coleados


El coleo de toros en la época de la independencia más que un deporte era una un pasatiempo en las duras faenas del llano, donde el jinete demostraba sus cualidades y destrezas. El cual consistía en perseguir al galope un toro al emparejarlo, el jinete se desplazaba a un lado de su caballo casi hasta tocar el suelo, agarrando la cola del toro derribándolo. Y es Sir Robert Ker Porter, quien primero fuera Cónsul y posteriormente encargado de Negocios de la Gran Bretaña quien nos lo dice.


Jueves 18 de de diciembre de 1828

Atareado con mi correo hasta las 12 cuando fui, por invitación, a caso del General Páez, donde me agasajo con una fiesta llanera en un campo al otro lado del río. Fue toda una escena al vivaque que he experimentado cien veces en Europa, salvo que el suministro de carne nunca fue tan abundante. Se mataron dos reses, se despellejaron y se asaron en varas, en tiras, en trozos o en grandes masas, con el cuero separado por rusticas brochetas, o como siempre en estas ocasiones, en pirámides de varas.

Se brindo, se cenó y se bebió mucho. La carne, cuando estaba cocida, se traía en su propia vara, y el comensal, con cuchillo, cortaba tanto como le apetencia y se lo comía con casabe o plátanos. La bebida común era el aguardiente de caña, pero también había algo del buen vino de Burdeos.

Los coleadores perseguían a los toros por el campo a todo galope y los volteaban agarrándolos por la cola. El General era sin duda, el más experto de todos en este juego. Llovió un poco, lo cual aguó bastante la brillantez del día.

Tomado del Diario de un diplomático británico en Venezuela, 1825-1842, Sir Robert Ker Porter. Caracas: Fundación Polar 1997. Pág. 18

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Friday, March 27, 2009

Al General José Antonio Páez, los españoles lo conocían por su cara


Un cirujano inglés que conoció en los llanos al General Páez, relata la impresión que este jefe patrita le causó, y destaca sus cualidades militares innatas de conductor de hombres.

En estos sitios Páez tenía el mando absoluto, y la extraordinaria actividad de este pequeño hombre era casi sobrehumana. Los españoles conocían a muchos Generales patriotas por sus espaldas, pero decían que a Páez siempre lo conocían por su cara. Perpetuamente a caballo, sin zapatos o medias, teniendo por ropas unos pantalones de burda tela y una chaqueta del mismo material, parecía estar presente en todas partes.


Excitando por ese ardiente espíritu e inigualable intrepidez que se hace más osado y desesperado en proporción a los peligros que lo rodean, estaba constantemente galopando de división en división, animando a sus hombres y oficiales.

Su conducta no solamente le ha ganado sino le conservará el respecto, la admiración y la incondicional obediencia de cada uno de sus hombres, desde los más altos hasta los más bajos.

Tomado de: José Rafael Fortique: John Robertson, Cirujano del Ejercito de Bolívar. Maracaibo: 1972 Paginas 110- 111

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Sunday, March 8, 2009

Una referencia de lord Byron sobre Páez



George Gordon Byron, sexto lord Byron nació en Londres 22 de enero de 1788. Fue un poeta y romántico soñador ingles considerado uno de los escritores más prolíferos del romanticismo.


Este soñador de la libertad se involucró en 1821, en la revuelta de los Carbonarios en Rávena al norte de Italia posteriormente en la de los movimientos contra el Papa. En 1823, lo designaron miembro del Comité de Londres para la independencia de Grecia a la cual viajo en 1824, para luchar por su independencia contra el Imperio Otomano, donde fue recibido como un héroe.


Lord Byron admiraba a los Generales Páez y Bolívar a una goleta suya la llamaba Bolívar. Y estuvo a punto de enrolarse en unos de los tantos contratos que se hacían en Londres para venir a combatir en la guerra de independencia de Venezuela.
Seguramente Lord Byron conocía las hazañas del General José Antonio Páez por boca de los expedicionarios que regresaban a Europa, por sus escritos, narraciones o por comentarios de la prensa de la época.

Es el propio Lord Byron quien se refiere al General Páez en una carta escrita por él a Jon Hobhouse en la ciudad de Boloña el 20 de agosto de 1819. La cual le presentamos a nuestros lectores.


Boloña, 20 de agosto de 1819.


Mi querido Hobhouse.
Últimamente no he tenido noticias suyas pero no se lo reprocho, pues pienso que si tuviese usted alguna nueva sería usted el primero en comunicármela. Le escribí dos o tres veces desde Ravena, y ahora me hallo en Boloña. Escríbame usted sin embargo a Venecia.


He pasado el Tiempo de un modo grato e indolente. A los 31 años, restan tan pocos años, meses, horas o minutos que carpe diem* no es suficiente. Me he visto obligado incluso a cosechar hasta los segundos. Pues ¿quién puede confiar en mañana, o en la cuota de mañana, en una hora, o en un minuto? No puedo arrepentirme (y lo intento a menudo) de nada de lo que hecho o que haya dejado de hacer ahora! Ay ¡No me sentido sino ocioso (con la sensación de una temprana decadencia ) al no haber podido asir ni un instante disponible de este año placentero. Este es un pensamiento amargo, y siempre me será difícil recobrarme del desaliento en que esta idea, naturalmente, me ha tenido sumido, filosofar seria vano; intentaremos más bien la acción (...)
Y ahora, ¿qué piensa usted hacer? Yo al menos tengo dos intenciones: una de visitar a Inglaterra en primavera; la otra de marcharme para Suramérica. Europa se tornado decrepita; además es siempre lo mismo. En cambio, aquella gente es fresca como su mundo y violenta como un terremoto. Además me siento enamorado del general Páez, quien ha demostrado que mi abuelo tenía razón cuando hablaba de los patagones y de su gigantesco país.


Carpe diem: “Aprovecha el día “. Palabras del Poeta latino Horacio (0das I, II, 8)
Tomado de Edgardo Mondolfi. Páez visto por los ingleses. Caracas: Ediciones Anauco, C.A 2005 Pág. 70


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