Tomado de:
http://diariodelosandes.com/content/view/150632/105841/
Escrito por Luis Enrique Borges
Domingo, 03 de abril de 2011
Varios momentos estelares de nuestra historia fueron protagonizados por José Antonio Páez. Mezcla de audacia, suerte, valor, incluso de la ingenuidad propia de un ser formado más en las rudas faenas del campo y en contacto con la naturaleza, que en los salones de clases. Aquel llanero, que haciendo honor al refrán, era del tamaño de la circunstancia que debía enfrentar, tenía tanta fuerza de voluntad que hasta logró, muchas veces, sobreponerse a la epilepsia y padeciendo un ataque, botando espuma por la boca, se mantenía sobre el caballo, con una lanza de casi dos metros en la mano, atacando furioso al enemigo. ¿Quién no le iba a tener miedo a ese general, que en honor a la verdad, debió parecer un animal rabioso...? Y además, aquel hombre no peleaba según las reglas de la academia militar, por lo cual siempre sorprendía a un enemigo que planificaba, detalle a detalle las batallas... Sucedió entonces, que con apenas 150 llaneros, José Antonio Páez cruzó el río Arauca, para atacar sorpresivamente a las tropas enemigas. Ese fue un asalto temerario, pues los realistas eran más de 2.000. Y todos se pusieron en movimiento, muchos sin saber qué pasaba. Avanzaron sedientos de sangre, y los llaneros echaron a correr. Ante lo que pensaban sería una fácil victoria, todo el ejército español se lanzó tras ellos, y fue entonces, En Un Día Como Hoy, 3 de abril de 1.819, cuando Páez, gritó Vuelvan Caras, logrando una espectacular victoria.
José Antonio Páez ya se había anotado unos éxitos por su singular manera de hacer la guerra. Eso le ganó la confianza total del ejército de llaneros que le seguía de Bolívar y el alto mando militar. 1.819 fue un año importante para Páez, pues el 20 de enero fue ascendido a General de División por el propio Libertador y el 26 de febrero fue nombrado Gobernador de Barinas. En esa situación estaba realizando la campaña de Apure con Bolívar, cuando el 3 de abril se encontraron ante el ejército realista, separados por el imponente rio Arauca. Páez no lo pensó dos veces, y preparó un ataque sorpresa. Cruzó el rió y atacó a los realistas. Pablo Morillo vio la situación fácil y mandó su caballería al mando de Narciso López, eran unos 1.000 jinetes en total, para acabar con Páez y sus 150 compañeros. Sucedió entonces lo fantástico. Una información, medio crónica medio leyenda, plantea que a Páez le dio un violento ataque epiléptico que le dejó inactivo en plena batalla. Los llaneros quedaron desconcertados y ante la falta de órdenes precisas, iniciaron la huida, más entonces, Páez reaccionó y comenzó a gritar: "Vuelvan carajo..." "Vuelvan carajo..." Aquellos hombres obedecían ciegamente a su líder y sin importarle la enorme ventaja del enemigo, se volvieron y arremetieron contra este. Aquel grito, "Vuelvan carajo..." Fue registrado piadosamente como "Vuelvan Caras..." Pero sea como fuere, aquella fue la lucha de David contra Goliat. La enfermedad y la posible circunstancia que motivó el hecho, en nada le restan el coraje de un hombre que se fue a luchar contra un enemigo descomunal y lo venció, gracias a la solidaridad y la acción de un colectivo dispuesto a dar la vida en defensa de la patria... Las Queseras del Medio, le dio al caudillo llanero una victoria extraordinaria y le mereció del Libertador el título de "la mejor lanza del mundo".
Es de suponer que los realistas estaban excesivamente confiados. Mucho más cuando los patriotas huyeron, por eso, cuando los 150 llaneros se lanzaron contra el ejército realista, se generó el caos. Nadie entendía que pasaba. Murieron los primeros atravesados por las largas lanzas de los llaneros y se convirtieron en obstáculos en el camino de los que avanzaban confiados. La muerte fue una saeta sorpresiva entre las tropas de Morillo, quien perdió 400 hombres, armas, pertrechos y caballos, mientras que los patriotas sólo lamentaron la muerte de dos hombres y seis heridos. Luego de tan heroica acción, Bolívar premió a los 150 guerreros con la Cruz de los Libertadores y dictó una hermosa proclama, con la cual reconoció el valor de aquellos aguerridos llaneros. Cuando estas noticias llegaron a España, Fernando VII se enfureció, no podía entender como el Mariscal, Don Pablo Morillo, un genio militar, no lograba vencer a "aquélla gavilla de salvajes poco numerosa", por lo cual le escribió Morillo al rey "Dadme un Páez, Majestad, y mil lanceros del Apure y pondré Europa a vuestros pies".... Recordamos que, En Un Día Como Hoy, 3 de abril de 1.819, los llaneros vencieron en Las Queseras del Medio.
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